El jueves pasado, la Argentina habilitó a los Estados Unidos por primera vez en 25 años a ingresar su carne de cerdo, con graves consecuencias que puede provocar en el mercado local, además de la alerta sanitaria que se disparó por la posible llegada de una enfermedad porcina complicada.
A raíz de un acuerdo entre ambos países, los productores estadounidenses podrán enviar carne de cerdo «fresca, enfriada y congelada», así como productos porcinos a la Argentina, que tenía bloqueado el ingreso desde 1992.
Pero pasaron apenas cinco días para que la administración del magnate Donald Trump adopte una durísima sanción contra el país que le acababa de dar un beneficio: lo penalizó y elevó los aranceles del biodiésel nacional.
La Argentina «amiga» de Trump lejos parece estar de alcanzar una óptima relación bilateral como fue celebrada por el presidente Mauricio Macri.
Ésta no es la primera vez que el mandatario estadounidense falla en contra del país. Ya lo hizo con la importación de limones, que después de varios idas y vueltas, finalmente en abril último habilitó cuando arribó a Buenos Aires dio el aval para el ingreso del fruto argentino pero retrasó luego su apertura, en otra decisión polémica.
Recién la semana pasada, con la visita de su vicepresidente, Mike Pence, se destrabó el acceso de las exportaciones de limones, pero a cuenta gotas.
Y ahora a menos de una semana de que el país le diera un beneficio histórico, el gobierno de Trump le devuelve la gentileza con una sanción que, incluso, está mal fundamentada, según advirtieron desde la cámara de biocombustibles.
El Departamento de Comercio de Estados Unidos decidió este martes aplicar una tasa adicional de casi 14 puntos a las importaciones de biodiésel desde la Argentina, por considerar que la producción está «subsidiada».
Los «aranceles compensatorios» que aplica Estados Unidos a la entrada del biodiésel argentino subirán así del 50,29% al 64,17%.
En 2016, las importaciones de biodiésel de Argentina e Indonesia fueron de unos U$S 1.200 millones y U$S 268 millones respectivamente, según el Departamento de Comercio norteamericano, organismo que aplicará las tasas a la importación.
La Cámara Argentina de Biocombustibles, Carbio, que representa a los exportadores argentinos, calificó la medida de «proteccionista» y consideró que habrá una inmediata paralización de los envíos del biocombustible hacia Estados Unidos.
El presidente de Carbio, Luis Zubizarreta, aclaró que «no» existen los supuestos «subsidios» al biodiésel local -elaborado con aceite de soja- en los que se basó el gobierno estadounidense para decidir elevar tasas del 50,29% al 64,17% sobre sus compras del producto argentino.
La Junta Nacional de Biodiésel de este país ya le había advertido al gobierno de Donald Trump sobre presuntas violaciones de las leyes de comercio vigentes en la importación del producto argentino.
La entidad denunciaba que el mercado local estaba siendo abarcado por combustibles extranjeros subsidiados que se venden a precios menores a los costos de producción.
El biodiésel, producido a partir de materia prima vegetal, animal o mezcla de ambos, es generado también por unos 30 estados norteamericanos que hoy estarían en desventaja.
El Departamento de Comercio de los Estados Unidos había postergado por dos meses una definición sobre el posible dumping argentino del biodiésel, en una decisión que se conoció durante la visita del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, al país.
La nueva fecha fijada era el 19 de octubre, cuando originalmente la decisión iba a ser adoptada el próximo 23 de agosto, hasta que finalmente se conoció hoy 22 de agosto.
La Argentina llegó al cuarto puesto como productor mundial de biodiésel durante el 2016, con 2,25 millones de toneladas.
Ese mismo año fue el récord de exportaciones por 1,43 millones de toneladas al mercado americano, por un importe total de ingreso de divisas de u$s 1.100 millones.