Luego de los disturbios ya conocidos en la Marcha de la CGT, un día después el Gobierno porteño dispuso una cuadrilla para reacondicionar el lugar. Según informaron, el operativo «limpieza» demoró 13 horas, costó casi 600 mil pesos, y el Ejecutivo analiza tomar acciones contra la CGT.
Estas medidas irían en sintonía con un endurecimiento en las relaciones entre el Gobierno nacional y la dirigencia sindical, que quedó expuesta con las salidas del gabinete de dos funcionarios vinculados a los gremios, como el ex secretario de Trabajo, Ezequiel Sabor, y el superintendente de Servicios de Salud, Luis Alberto Scervino.
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El vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, aseguró ayer en declaraciones radiales que los apartamientos de Sabor y Scervino se trató más de «un alineamiento de equipo interno» que un gesto «para afuera».
Sin embargo, el funcionario macrista calificó como «política» a la movilización a Plaza de Mayo, y sostuvo que hubo «nueve meses consecutivos de crecimiento de trabajo privado». «En vez de buscar mesas de diálogo, marcharon», expresó.
Por su lado, el vocero de la CGT, Jorge Sola, indicó ayer que el presidente Mauricio Macri «quiere dar una muestra de que puede disciplinar a través de esto: lo que criticó de la ex presidenta» Cristina Fernández «lo pone en marcha ahora», subrayó.
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