La Policía bonaerense y la Gendarmería realizan una serie de allanamientos en la municipalidad de La Matanza, tres comisarías y 11 viviendas a pocos días del último informe de PPT, que reveló cómo operaba una banda «parapolicial», vinculada a un funcionario de la intendenta Verónica Magario.
Los operativos fueron ordenados por la Justicia Federal de Morón y, en el caso de las dependencias policiales, se realizan en las de Rafael Castillo, Laferrere y González Catán. La banda ya fue desarticulada.
El caso empezó a develarse a partir de la detención de seis policías y un civil acusados de cometer un secuestro extorsivo a un paraguayo en un patrullero de la Policía local, con otro de apoyo. Agentes con uniforme y armas armas reglamentarias, se bajaron de una de las camionetas y se lo llevaron.
El civil arrestado se llama Mario Puñales y es un pastor evangélico. A un paso del juicio oral, el hombre está acusado de operar en forma ilegal como policía. Él jura que es inocente y que cuando ocurrió el secuestro extorsivo del que se lo acusa, hacía tareas que le ordenaban desde el municipio.
Su testimonio ante la Justicia sacó a la luz la oscura trama del caso. «Siempre fui pastor. Yo trabajaba ad honorem para el Municipio. Percibía vales para cargar nafta en una estación de servicio. No soy policía, pero conozco a todos los comisarios de la zona», dijo Puñales en una entrevista con Periodismo Para Todos.
En la entrevista Puñales dijo que llegó al municipio por Roberto Natalio Zalazar, conocido como «Nico», un comisario que figura como subsecretario de Protección Ciudadana y que tendría despacho dentro del Municipio. Carlos Orsingher es su jefe y estuvo detrás del nombramiento de Zalazar en el cargo.
«Yo hablaba con los dos, con Orsingher y con ‘Nico’. Los llamaba y les decía ‘pasa este problema, tenemos este hecho de inseguridad o están robando acá’. Orsingher es el que manda toda la Policía'», acusó Puñales en la entrevista.
