Una oficial de la Policía Local de Berazategui fue asesinada de 16 puñaladas en su departamento de esa ciudad y minutos después su ex pareja, un camionero al que ella había denunciado por lesiones y amenazas, se entregó en una comisaría de la zona, todo ensangrentado, y quedó detenido por el femicidio.
La víctima fue identificada por la Justicia como Verónica Cordary (37), quien tenía cuatro hijas con el ahora imputado, Sergio Maciel (40), sobre quien pesaba una orden de restricción de acercamiento a la víctima por los antecedentes de violencia de género. Verónica era madre de cuatro hijas, fruto del matrimonio con Maciel y estaba de novia con un compañero de trabajo de nombre Ezequiel.
El hecho ocurrió el lunes, alrededor de las 16, en el departamento B16 1° B de un complejo habitacional situado en avenida Dardo Rocha, entre calles 17 y 18, en el barrio CGT de Berazategui, donde Cordary había residido junto a Maciel hasta unos meses atrás.
“En una de esas denuncias, la mujer dijo que el acusado amenazó con matarla si la llegaba a ver con otra pareja”, dijo un vocero.
Mientras sus cuatro hijas se encontraban en la casa de su abuela materna, ubicada cerca de la escena del crimen, Cordary fue atacada en el interior de su departamento. Maciel está imputado de haberse presentado en el inmueble y, en medio de una discusión, asesinar a su ex pareja con un cuchillo, tras lo cual abandonó el lugar a bordo de un auto particular.
“En una de esas denuncias, la mujer dijo que el acusado amenazó con matarla si la llegaba a ver con otra pareja”
Mientras los policías entrevistaban a las dos hijas mayores de la pareja que habían sido las primeras en llegar al lugar, recibieron un alerta de que Maciel se acababa de presentar en la seccional de la vecina localidad de El Pato, acompañado de un familiar y “todo ensangrentado”.
Además, los médicos forenses detectaron lesiones en ambas manos de la víctima compatibles con signos de defensa.
Y creen que la oficial fue atacada por sorpresa -tal vez mientras dormía- ya que no alcanzó a defenderse con su arma reglamentaria.