El juez federal Julián Ercolini procesó al técnico informático Diego Lagomarsino como partícipe necesario del asesinato del fiscal especial de la causa AMIA, Alberto Nisman, según confirmaron fuentes judiciales
Lagomarsino se enteró de su procesamiento mientras estaba al aire en una entrevista y cuando salió, habló con la prensa. «Era esperable, imaginamos que esto iba a pasar, vamos a ver si apelamos o no», sostuvo, y agregó. «Se va a cometer una injusticia, ya el hecho de que esté procesado es una injusticia».
El técnico en informática dijo que está «muy nervioso, tenso» pero se mostró confiado de que no va a ir a prisión. «No me dieron los detalles porque no hablé con los abogados. Tarde o temprano se va a resolver», indicó.
Lagomarsino, quien asesoraba a Nisman en temas informáticos, reconoció en más de una oportunidad ser el dueño del arma de la que salió el disparo que mató al fiscal, aunque siempre sostuvo que Nisman se la había pedido prestada un día antes de aparecer muerto.
El juez también ordenó embargo y mantuvo las medidas cautelares de sujeción al proceso. Además, procesó a los custodios por incumplimiento de los deberes y encubrimiento.
«Nisman me cagó la vida»
Esta mañana, Lagomarsino brindó varias entrevistas donde afirmó que si fuera detenido sería una «injusticia inmensa» y dijo que el fallecido fiscal le «cagó la vida» al solicitarle que le preste un arma.
«Si voy preso me termino de romper porque no hay nada peor que un inocente preso, es una injusticia inmensa», sostuvo hoy Lagomarsino en diálogo con la señal de cable A24.
«Alberto Nisman me cagó la vida», afirmó más tarde en una entrevista por radio Delta, en la que conjeturó que el fiscal general de la causa por el atentado a la AMIA, encontrado muerto el 18 de enero de 2015 «no pensó que me iba a meter en el quilombo que me metió».
En sus declaraciones de hoy, Lagomarsino reclamó que lo juzguen por darle un arma al fiscal «si cometí un delito» e insistió en que eso fue lo único que hizo. «Del resto, que está inventado alrededor, no tengo nada que ver».
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«De lo que me acusaron en un primer momento es del préstamo del arma, que sería incompatible con la acusación de ser parte de un plan», dijo. «Ahora dicen que tenía el arma en forma ilegal porque tenía el CLU vencido», sostuvo, en alusión a la credencial de Legítimo Usuario de Armas de Fuego otorgada por el Ministerio de Justicia.
Sobre su vinculo con uno de los custodios de la vivienda donde murió Nisman, Rubén Benítez, Lagomarsino dijo que no tiene «más relación más que un ‘hola y chau'».
En su indagatoria, acusado por incumplimiento de los deberes de funcionario público, Benitez reveló que Nisman le había pedido que comprara un arma para velar por la seguridad de sus hijas, en coincidencia con el argumento de Lagormarsino para explicar cuál fue la razón por la que decidió prestarle a Nisman su arma calibre 22.
Ante la inminencia de la decisión judicial, Lagomarsino admitió estar «muy agotado» y añadió: «son tres años sin descanso, con una carga sobre mis hombros».
«Muy al principio me agarró una depresión tremenda, pensé en suicidarme», admitió el técnico informático, al considerar que «las presiones te llevan a una situación de no saber qué hacer».
Ante otra consulta, el técnico informático reiteró que durante 7 años «le dí el 50 por ciento de mi sueldo» al fiscal y explicó que aceptó esa relación laboral porque «era el requerimiento para trabajar ahí».
«Yo quería trabajar con él porque era una causa interesante para laburar. Inicialmente hice una auditoría y después me hizo hacer cruces telefónicos, no las escuchas», aseveró.
Por último, recordó el fundamento del fiscal para compartir una cuenta bancaria en el exterior, al precisar que «su madre estaba enferma y si llegaba a morir perdía la mitad de lo que tenía depositado en Estados Unidos».