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Presupuesto 2021: el déficit fiscal será del 4,5% sin más subsidios a las tarifas ni planes sociales de emergencia

El ministro Guzmán adelantó que las tarifas van a subir el año que viene. Por la pandemia ya no apuntan al equilibrio fiscal en 2023.

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Presupuesto 2021: el déficit fiscal será del 4,5% sin más subsidios a las tarifas ni planes sociales de emergencia

El ministro Martín Guzmán y sus colaboradores de Hacienda presentaron el martes los lineamientos del proyecto de Ley de Presupuesto que debían enviar esa misma noche al Congreso y que expondrá el martes próximo.

Bajo el supuesto de que la pandemia cede y el año próximo ya no será necesario el gasto en contención social por la cuarentena, básicamente la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el ministro proyectó que el Sector Público Nacional tendrá un déficit fiscal primario del 4,5% y sumado un punto y medio de servicio de deuda, un déficit financiero o total de 6% del PBI.

Para ello, el ministro considera que la economía mostrará un crecimiento real del 5,5% interanual y la recaudación se incrementará en un 48,9% nominal de la mano de otro proyecto de ley que enviará al Congreso para hacer que la presión tributaria sea más progresiva y promueva la producción y la productividad.

Además, es necesario que no crezca la participación de los subsidios a los servicios públicos en el PBI  términos relativos al PBI -que este año será 12,1% menor que en 2019- y para ello va a ser necesario que el gobierno habilite la suba de tarifas. En este sentido, el ministro detalló que antes de fin de año se revisarán los esquemas tarifarios para que no resulten prohibitivos para los más vulnerables y se harán evolucionar las tarifas el año próximo en línea con la inflación.

En caso de que la pandemia se extienda y el gasto social de emergencia no pueda recortarse con mayor celeridad antes de fin de año, los números del presupuesto deberán revisarse. De hecho, el ministro aclaró que por la pandemia las proyecciones económicas realizadas para el análisis de la sostenibilidad de la deuda ya perdieron validez y que el equilibrio fiscal no se va a conseguir en 2023 sino más adelante.

El otro supuesto clave es que con el FMI se conseguirá una renegociación por el total del endeudamiento, de modo de correr los vencimientos y que el costo de la deuda externa se mantenga en 1,5% del PBI. «Este es un presupuesto realista», aseguró.

A estos supuestos, se les suman los dos principios rectores con los que, dijo, se elaboró el Presupuesto 2021. En primer lugar que «No hay estabilización macroeconómica sin recuperación de la actividad económica» por lo que se le va a dar el suficiente espacio fiscal a una política fiscal expansiva que proteja a los más vulnerables, promueva el mercado interno y oriente recursos para incrementar las exportaciones. Y en segundo lugar, la sostenibilidad fiscal, razón por la que se limita a 4,5% del PBI el déficit primario, unos $1,7 billones.

A este déficit que el Gobierno tendrá como objetivo, se le debe sumar el 1,5% del PBI de servicio de deuda, lo que muestra que, con la reestructuración de la deuda, se logró una recuperación de 1,9 puntos porcentuales respecto del costo del servicio de la deuda en el Presupuesto de 2019, cuando había sido del 3,4% del PBI.

La financiación del déficit total del 6% del PBI será, de acuerdo a las estimaciones del equipo de Guzmán, en un 40% con deuda en pesos que se vaya colocando en el mercado de deuda local y otro 60% con emisión monetaria.

De esta forma, para el ministro las patas fiscal y financieras de la transición hacia una macroeconomía estabilizada se articularán con una política cambiaria más restrictiva que conserve de punta a punta a lo largo de todo el año un tipo de cambio real parejo, que arranque en $81,40 y termine en $102,40, es decir que acumule una variación del 25,7% y quede relativamente por debajo de una inflación acumulada del 29% (con un margen de error de 4 puntos porcentuales para arriba o para abajo).

Según detalló Guzmán, se trata de un presupuesto «para la recuperación económica» ya que el gasto primario real crecerá respecto a 2020 -sin las erogaciones extraordinarias por COVID-19- un 7,6% en términos reales y respecto a 2019, un 10,1%. Y el equilibrio del tipo de cambio real para permitir que las exportaciones crezcan un 10,2% y las importaciones suban un 16,3% para llegar a un saldo comercial 12,6% menor (de unos 15.087 millones de dólares) requiere de robustecer las reservas. Esto motivó el anuncio de fuertes restricciones al mercado de cambios que hizo Pesce en el Banco Central casi en tándem con la presentación de Guzmán en el Palacio de Hacienda.

Así, de lograrse el rebote del 5,5% proyectado en 2021, del 4,5% en 2022 y del 3,5% en 2023, Alberto Fernández concluiría su mandato con una recuperación equivalente al 12,1% que Guzmán estima que se perdió este 2020 producto de la recesión heredada a la que se sumó la pandemia. En términos reales el crecimiento sería de solo el 0,3% en cuatro años y en términos per cápita el deterioro sería del 1,34% acumulado.

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