Una fiesta privada realizada por adolescentes en la localidad de Loma Verde terminó de forma brutal. De acuerdo a la denuncia de los jóvenes que participaban del festejo, efectivos de la Policía bonaerense irrumpieron en la casa con disparos de balas de goma que dejaron al menos 11 heridos; algunas de las víctimas tuvieron que ser hospitalizadas.
El momento de máxima tensión se produjo alrededor de las 6 en una vivienda ubicada en la calle Nigromante al 400 entre Los Tilos y Los Aromos. Los incidentes arrancaron en el momento del cierre del festejo, donde los asistentes del encuentro se estaban despidiendo. En ese marco, dos jóvenes discutieron y pelearon en el portón del domicilio.
Según los testigos, la intervención policial se desencadenó para disuadir la gresca, pero todo fue para peor. Lejos de aquietar y contener la situación, la respuesta de los agentes de la Policía bonaerense provocó una espiral de violencia y descontrol.
Paula Palacios, la madre de uno de los jóvenes organizadores de la fiesta, había visto la escena de la pelea de los dos jóvenes, pero les había planteado que se turnaran para salir de la casa, cada uno por su lado, a fin de evitar una riña. “Voy al fondo de la casa para que bajen la música, y cuando vuelvo hacia adelante los dos chicos se habían peleado, pero uno de los dos estaba en el piso sangrando. Había aparecido un patrullero, con una mujer policía, que le pegó un tiro a uno de ellos para separarlos”, relató en diálogo con radio Con Vos.
“El pibe estaba desangrándose y la mujer policía no se hacía cargo para llevarlo a ningún lado. Ante la desesperación, los chicos reaccionaron con lo que tenían en la mano para frenarla, porque ella había sacado la camioneta arando (para irse). Casi nos pisa a todos”, siguió Paula. “En esa desesperación, saco mi camioneta a mitad del portón, levanto la mirada y había unos 20 policías armados tirando sin parar, sin mediar palabra. Se pusieron en fila, en línea, tirando a mansalva. Yo levantaba las manos para que frenen y no podía”, agregó la mujer.
El ataque quedó registrado en el teléfono celular de uno de los asistentes. En esas imágenes, a uno de los jóvenes que estaba en el suelo se lo observa gritando y llorando, con manchas de sangre y heridas en el abdomen. “Ayudame”, exclama uno de los afectados en el video. De fondo, se escuchan disparos de otros patrulleros que habían llegado al lugar.
“El blanco eran los chicos. A mí no me dieron ningún tiro. Se metieron adentro de mi casa, fueron atrás de mi patio. Los pusieron a todos en posición fetal, les patearon y pegaron tiros en la cabeza y en el abdomen”, indicó Paula.
Una de las víctimas de las balas fue Joaquín González (18), quien recibió un disparo en su ojo derecho por parte de uno de los uniformados. “Me tiró de frente, a unos seis metros de distancia, sin dar la voz de alto, ni nada. Sentí el impacto de una, fueron segundos”, le dijo al diario El Día de Escobar. “Me metí a la casa agarrándome la cara, porque me sangraba mucho. Me fui hasta el fondo y ahí me encontré con dos oficiales, que me pidieron que me tire al piso. Yo lo hice, pero igualmente me seguían gritando y diciendo de todo. Yo les pedía por favor que llamen una ambulancia, que estaba perdiendo mucha sangre, y uno de ellos me pateó la cabeza y me dijo que me calle la boca. Después vino otro y me pateó también”, reconstruyó.