Luego de una fuerte recuperación del 10,3% en 2021, la economía mostró signos de estancamiento en el primer trimestre y la aceleración de la inflación hace que los economistas recorten sus proyecciones de crecimiento para los próximos meses. Ahora, la mirada oficial está puesta en las medidas que puedan mitigar la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos para no frenar el consumo.
En el Gobierno ya tomaron nota del problema, pero lo procesaron con mayor optimismo que los analistas privados. «Hay continuidad en el crecimiento. Vamos a seguir conviviendo con varias dificultades y meses mejores que otros. La dinámica será similar a la de finales de 2020», resumió un funcionario del gabinete económico.
El 2022 tuvo un comienzo accidentado debido a la suba de contagios de la tercera ola de Covid, a los cortes de luz, a las paradas técnicas, a la sequía y a una merma en el ingreso de las familias, según detalló a este medio el director de Eco Go, Sebastián Menescaldi. «El crecimiento del primer trimestre fue débil, del 0,3%, y estimamos que en el segundo será de 0%», afirmó.
Por eso, Eco Go rebajó sus proyecciones de 3,6% de crecimiento del PBI para todo 2022, tal el número que dejó el arrastre estadístico, y ahora proyectó un alza de solo 0,5% del PBI. Esa previsión está muy por debajo de la banda plasmada para este año en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, de entre 3,5% y 4,5% del PBI.
La aceleración de la inflación, a 6,7% en marzo, con un acumulado del 16,1% en los primeros tres meses de 2022, será determinante en este proceso de «estancamiento». El director de Analytica, Claudio Caprarulo, consideró que en lo que resta del año habrá «un estancamiento del nivel de actividad producto de un freno en la recuperación de los salarios, con una alza del PBI de 4% en 2022». Es decir, bien cerca del arrastre estadístico. Coincidieron además desde LCG: «Posiblemente, los registros más elevados de la inflación empiecen a dañar la actividad económica vía una caída aguda del salario real«.
«Con esta inflación mensual no hay forma de que la masa salarial se recupere», advirtió Caprarulo. Y recordó que la fuerte creación de puestos de trabajo del año pasado se produjo en el segmento de no registrados y no asalariado, en general con ingresos más deteriorados en los últimos años.
Un análisis de la consultora PxQ destacó que los salarios acumulan una pérdida de 20,2% de su poder adquisitivo desde 2016. Los empleos no registrados fueron los que sufrieron las peores consecuencias, con una caída de 31,9%; seguidos por los públicos, con una de 20,5%, y los privados registrados, con otra de 15,3%.
La consecuencia inmediata de los bajos niveles salariales se ve reflejada en una caída del peso del consumo privado en el PBI, que en 2021 tuvo una incidencia del 61,8%, la menor de este siglo, tal como señaló Cifra CTA en su último informe. Esta es una de las explicaciones de por qué la recuperación tanto económica como del empleo y la baja de la pobreza no se perciben en la población.
El Gobierno está enfocado en contener el avance de los precios y sostener los ingresos para no afectar más el consumo. La primera parte del plan es «anclar expectativas» y garantizar referencias a través de Precios Cuidados.
La segunda parte va en línea con la estrategia paritaria, con subas trimestrales y revisiones rápidas, más el bono para jubilados y beneficiarios de la Tarjeta Alimentar. Mientras tanto, se trabaja en un ingreso extraordinario, financiado por un impuesto a la «renta inesperada».