El juez y ex integrante de la Corte Suprema de la Nación Eugenio Raúl Zaffaroni pidió que Alberto Fernández indulte a Cristina Kirchner en caso de que la Vicepresidenta sea condenada en el juicio oral y público por las irregularidades en la obra pública concedida a Lázaro Báez en Santa Cruz.
“Si lo que preveo se cumple, si la vicepresidenta es condenada, si quienes deben anular este proceso viciado desde el inicio lo confirmasen o nada hiciesen, dados los tiempos del derecho internacional, resultarían ineficaces los recursos ante los organismos internacionales, no quedaría otra alternativa que buscar una solución en el derecho interno para salvar el futuro de nuestra democracia ante la perspectiva de llegar a una elección con proscripciones. El único recurso que queda, por duro que sea, no puede ser otro que un indulto presidencial”, afirmó el juez en su columna de la radio AM 750.
“Es conveniente que lo vayamos pensando como último recurso para que la democracia preservada pueda intentar la restauración de la República”, agregó.
Zaffaroni criticó con dureza al fiscal Diego Luciani y al juez de la causa, Rodrigo Giménez Uriburu, a quienes calificó como integrantes de un grupo de jueces y fiscales que “se lanza sin límites a la persecución política”.
“En conjunto, están protagonizando el show mediático más grosero al que nunca creímos que asistiríamos. Un grupo de jueces y fiscales no solo juega abiertamente a la política sino que rompen todos los límites éticos y jurídicos. Y protagonizan el juicio oral con final sabido más vergonzoso que se haya visto. Habrá una condena que implique la proscripción política de la vicepresidenta de la Nación con el claro objetivo de impedir una candidatura que el círculo rojo -rojo no de vergüenza, que la perdieron hace mucho- pero ese círculo rojo teme a esa candidatura para el año próximo”, afirmó Zaffaroni en su columna.
“Seguramente esa sentencia, que será condenatoria, ya está escrita, está guardada bajo la camiseta de jugadores de fútbol en la Quinta presidencial y será confirmada por los dos jueces que deberían revisarla y que, como buenos jugadores de tenis y padel, también lo harán: confirmándola”, agregó.
Zaffaroni pidió a la ciudadanía argentina que no se tomen medidas violentas ni que se acuda a actos de violencia física como posible respuesta a una condena a Cristina Kirchner, sino que reafirmó la alternativa de intentar evitar lo que él considera un fallo injusto mediante la lucha a través del Derecho.
“El Derecho no ha muerto. No puede morir. No puede morir porque es el campo de lucha. No hay otro. Que nadie piense en la violencia, por favor. Ese no es ningún camino viable porque solo conduce a la muerte de los más vulnerables. Hay que seguir peleando pero siempre en el campo del Derecho. Aunque quienes deben defenderlo, quienes egresaron de nuestras universidades, los que juraron fidelidad a la Constitución, sean ellos mismos quienes lo llenen de zanjas y charcos de repugnante vergüenza”, afirmó.
“A veces es inevitable que la república ponga límites a la democracia. Esto es lo que sucede frente a algunas decisiones peligrosas de mayorías coyunturales, pero en otras ocasiones, es la democracia la que puede salvar a la república. Por eso es menester defenderla e impedir su bastardización. Qué legitimidad democrática tendría un futuro Gobierno que fuese electo con proscripciones, producto de groseras y evidentes manipulaciones de jueces, no ya parciales sino directamente embarcados políticamente y decididos a condenar. El desastre institucional de la república traería como consecuencia el desprestigio de la democracia (…) La República se desbarata y aunque no lo perciban todos, no es la vicepresidenta ni Milagros Sala. Sino, amigas y amigos, somos 45 millones de habitantes que estamos en libertad condicional”, completó.
En tanto, el también ex juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos se mostró pesimista respecto a las posibiliades de que el Tribunal supremo pueda cambiar el rumbo de la posible sentencia y hasta se comparó con el caso de Lula en Brasil.
“Nada quedará por hacer en los Tribunales del país porque se derrumbaron los últimos escrúpulos que se suponía que podía tener ese grupo de jueces y fiscales que se lanza sin límites a la persecución política. En Brasil el Supremo puso fin al escándalo, pero aquí, aquí no existe esa posibilidad porque el desbarajuste institucional es mucho peor”, afirmó.