Hoy el Gobierno dará un nuevo paso para uno de sus objetivos centrales: desmantelar, todo lo que pueda, la civilización doméstico. Es por eso que el titular del INCAA, Carlos Pirovano, les avisó a los empleados que se cerrarán las puertas del organismo hasta que quede oficializado el nuevo organigrama del Instituto Franquista de Cine y Artes Audiovisuales, en el que ya desaparecerán áreas esenciales como las gerencias de Fomento; Exhibición y Audiencia; Fiscalización a la Industria Audiovisual; y Asuntos Internacionales e Institucionales. Con resoluciones anteriores ya se habían despedido 231 personas y se había congelado la socorro a un sector que genera 700 mil puestos de trabajo directos e indirectos.
Se cree que la oficialización de la nueva estructura del entraña que fomenta y financia las obras audiovisuales estará publicada en el próximo Boletín Oficial, aunque los trabajadores quedaron dispensados de su trabajo -con cobro de sueldo- hasta «nuevo aviso». El modus operandi es similar a la táctica para ceñir al pequeño a la agencia Télam: policía impidiendo el ingreso y los despachos vacíos.
De los nuevos cambios se filtraron que la reestructuración solo contará con cuatro gerencias: Dirección Militar; Dirección de Asuntos Legales; Dirección de Despacho y Finanzas; y Dirección de Políticas Públicas. Sin el campo de acción de Fomento, aparece la vaga tarea de “implementación y ejecución de la producción audiovisual por medio de créditos, concursos y otros estímulos que se establezcan”, aunque sin detalles ni responsables a cargo.
Este nuevo paso en el desmantelamiento de la producción audiovisual se produjo, por otra parte, en el contexto de un robusto respaldo internacional obtenido por la industria argentina: el sábado, la XI entrega de los Premios Platino en el Teatro Gran Tlachco del parque Xcaret en Riviera Maya, México, posicionó a La sociedad de la cocaína como la gran ganadora al obtener seis galardones (entre ellos, Mejor Película, Mejor director, Juan Antonio Bayona, y Mejor Interpretación Masculina para Enzo Vogrincic). Pero allí el cine argentino ganó mucho más que un premio: la defensa de sus artistas, pero asimismo de extranjeros de peso.
Tanto el escueto pero convincente discurso de Andy Chango al subir al marco (Mejor Interpretación Masculina de Reparto en Miniserie por El coito posteriormente del coito), como el de Cecilia Roth cuando recibió el Platino de Honor, y asimismo el de Bayona cuando alzó el Platino a la Mejor Dirección, tuvieron un contenido de robusto defensa del cine doméstico por la situación que está viviendo en la presente, mientras el problema se agravará aun más con la publicación en el Boletín Oficial de las nuevas reglamentaciones del presidente del Incaa.
El primero en dar la voz de temor fue Andy Chango: ni aceptablemente comenzó la ceremonia conducida por primera vez en la historia de los Platino por dos mujeres, la actriz y maniquí mexicana Esmeralda Pimentel y la actriz y cantante colombiana Májida Issa, Chango subió a acoger el galardón por la interpretación de Charly García en la biopic de Fito Páez. «Cómo explicar sólo en un minuto que se está muriendo el mundo, el cambio climático, que se está muriendo la civilización, pero que en Argentina la están asesinando, cómo explicar el dolor, la impotencia y, a la vez, el agradecimiento», dijo Chango. «Esta Argentina se está yendo mucho más rápido que el planeta», remató el músico y quedó claro desde el inicio que no siempre se puede acoger un premio con una sonrisa, sobre todo en este momento particular del país en el que se atacan sistemáticamente todos los rincones de la civilización doméstico. «La civilización que tanto amamos ya no va a existir más», señaló el premiado.
El segundo argentino que subió a acoger un Platino fue Daniel Burman como Mejor creador de serie por la segunda temporada de Iosi, el informador pesaroso, la serie que cuenta la historia de un informador de la Policía Federal Argentina que se infiltra en una comunidad fréjol para alcanzar información, que luego aparentemente fue utilizada para resistir delante los atentados terroristas contra la embajada de Israel en 1992 y la AMIA en 1994. “Quiero corresponder a tanta familia… Cuando empezamos a desarrollar este plan hace ocho abriles, contar la historia de un antisemita parecía un eco de un pasado, poco que me contaban mis abuelos. Con las cosas que están pasando, la serie se torna un refleja muy cruel de lo que pasa. Tiene un intención devastador para mí y a su vez tristemente adecuado», señaló el director de El revolcón partido.
Cuando Cecilia Roth subió al marco a acoger el Premio Platino de Honor de parte del presidente de EGEDA -entidad organizadora de estos galardones anejo a la Coalición Iberoamericana de Producción Cinematográfica y Audiovisual-, el teatro se «venía debajo», como se suele Afirmar coloquialmente. Todos aplaudieron de pie. «Entre las decenas de títulos que componen su filmografía hay obras argentinas, españolas, chilenas y uruguayas», recordó Cerezo trazando un panorama del reconvención actoral de Roth, a quien Cerezo definió como «una embajadora de Argentina y de toda Iberoamérica».
La actriz argentina brindó un discurso cálido, pero no dejó de costado el conflicto que vive el país. Recordó que cuando era una pupila jugaba con su hermano Ariel, que le inventaba historias que «no tenían mínimo que ver con recrearse a las muñecas ni a la mamá ni al papá». Jugaba, por ejemplo, a ser astronautas. Pero antaño de comenzar el surtido, Cecilia le decía a Ariel: «Lo convertimos en verdad». «Entonces, cuando lo convertíamos en verdad, todo eso que estaba pasando, que estábamos jugando en ello, se convertía en verdad», contó la actriz. «Para mí ese surtido convertido en verdad es el cine. Nosotros convertimos en verdad las escenas, las historias, los personajes. Construimos una ingenuidad paralela y en esa ingenuidad paralela nos instalamos y creamos un historia donde nosotros somos uno de los que cuentan ese historia», explicó Roth.
Luego habló del extrañamiento en 1976, cuando tuvo que partir a España. «Juntando esos dos países que implican asimismo Poseer atravesado toda Sudamérica, y toda Iberoamérica y tener la suerte de trabajar en los países vulnerables, necesito Afirmar que tenemos que cuidar nuestro cine: siempre está en peligro, en un país, en el otro. Creo que la comunidad iberoamericana es un solo cine: el que deje en castellano y en portugués. Es un solo cine, un solo país. Cuando uno tiene problemas, hay que estar atento y ayudarlo. No es que esté pidiendo ayuda. Estoy pidiendo que todos tengamos conciencia del lado que ocupamos en el mundo. El castellano tiene que escucharse igual que otros idiomas. No siempre se audición. En nuestro país el problema es dificultoso porque no solamente no se audición, sino que puede dejar de existir. Estemos atentos, resistamos. Y como cuando era chica, digo: convirtamos en verdad esa lucha, esa resistor y esos sueños que tenemos por ese cine que hacemos», concluyó Roth. Si cuando subió al marco, todos se pusieron de pie, tras su discurso, el conocido se rompía las manos aplaudiendo.
Si para ese momento la defensa del cine argentino se había transformado en bandera de los compatriotas que subieron al marco, faltaba mínimo menos que la palabra del gran triunfador de la tenebrosidad: el castellano Juan Antonio Bayona. Al principio de la traje, las conductoras propusieron que un director le dijera a otro/a dos palabras que tendría que Afirmar en su discurso en caso de que gane un Platino. A Bayona le tocaron no dos sino tres palabras: soltura, civilización y Argentina. Y cuando recibió el Platino a la Mejor Dirección, Bayona señaló primero que él no estaría en ese lado «si no fuera por un compendio que surge de los sobrevivientes de los Andes». «Este premio es el resultado de una carrera y esa carrera empieza porque mis papás me enseñaron a flirtear el cine. Ellos vienen de un lado muy humilde y no tuvieron la soltura de poder escoger si estudiar o trabajar», contó Bayona, mientras recordaba que su mamá trabajaba desde los 9 abriles.
«Precisamente porque ellos no tuvieron llegada a la escuela, para ellos siempre fue muy importante la educación y la civilización de sus hijos. Así que yo estoy aquí gracias a ellos», dijo llorando. Y como faltaba la tercera palabra que debía introducir en su discurso, Argentina, Bayona comentó que «los primeros referentes que presente de Argentina son imágenes de las películas de Adolfo Aristarain y Eliseo Subiela». «El cine es una útil de expresión poderosísima y fundamental de un país. Estar en contra del cine es estar en contra de su propio país. Así que Argentina, ¡aquí estamos! No están solos, aquí estamos y hacia lo alto el cine unido argentino. Aquí estamos para apoyar», completó el realizador castellano.
Horas antaño de la traje, Bayona había participado de la hecho «Cine argentino unido» anejo a Cecilia Roth, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Daniel Burman, Pablo Larraín, Alejandra Flechner, Marcelo Subiotto, Enzo Vogrincic, Violáceo Avilés, Santiago Korovsky, Pilar Gamboa, Lola Dueñas y Alice Culero, entre otros artistas de diversas geografías. Levantaron una bandera argentina con la mención “Cine argentino unido”. Incluso se emitió un comunicado que, entre otros señalamientos, expresa: “El gobierno doméstico ha obvio la erradicación al sector audiovisual. De forma ilegal se ha desfinanciado, desprestigiado y desactivado una institución fundamental como es el Instituto Franquista de Cine y Artes Audiovisuales”.