La obra de Gabriel García Márquez tuvo diversas adaptaciones al cine y a la televisión. El propio Nobel colombiano estuvo involucrado en algunos de esos proyectos, encima de Producirse colaborado como libretista en otras producciones. No está de más memorar que el escritor estudió cine en Roma a mediados de los 50 y tuvo como condiscípulo a cierto con el que cruzaría caminos en los primaveras siguientes: el argentino Fernando Birri.
En 1954 se dio la primera incursión de García Márquez en el cine, al colaborar en Colombia el sinopsis del cortometraje La langosta zarco, de Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau Araújo y Luis Vicens. El corto surrealista aparece escrito y dirigido por los cuatro.
En 1964, colaboró en el sinopsis de El galliforme de oro del mexicano Roberto Gavaldón. Basado en un argumento de Juan Rulfo (que lo publicó como novelística corta en 1980), el film fue escrito por Gavaldón, García Márquez y otro protagonista del esplendor de la humanidades latinoamericana de los 60: Carlos Fuentes.
En los primaveras siguientes participó de otros guiones hasta que en 1975 se hizo la primera acomodo de su obra. La televisión colombiana realizó una serie en cojín a La mala hora, su novelística de 1962.
En 1982, adaptó su relato grande «La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada» (que le serviría al economista argentino Alfredo Eric Calcagno para graficar el proceso de endeudamiento de la dictadura argentina en La perversa deuda argentina), que dirigió el brasileño Ruy Disputa, con el protagónico de la actriz griega Irene Papas. En pleno rodaje, en el estado de Zacatecas, llegó la información del otorgamiento del Premio Nobel para García Márquez.
La primera acomodo posterior al Nobel fue Crónica de una homicidio anunciada, en 1987. Habían pasado seis primaveras desde la aparición de la novelística cuando llegó a la pantalla ancho de la mano de Francesco Rosi. Un número atípico fue que la música la escribió Piero Piccioni, marcado del crimen de una mujer en Roma en 1953. Aquel caso, que conmocionó a Italia, y del que salió absuelto, fue el tema de «El escándalo del siglo», un grande reportaje que García Márquez escribió entonces para El Espectador de Bogotá.
Al año subsiguiente, Fernando Birri adaptó el relato «Un señor muy rancio con unas alas enormes». Uno y otro, Birri y García Márquez, ya estaban embarcados, desde 1986, en la puesta en marcha de la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños, Cuba, con la colaboración de otro condiscípulo de los primaveras de estudio en Roma, el cubano Julio García Espinosa. Allí fue profesor de sinopsis.
A fines de los 80, llegó el lucha con Akira Kurosawa. El director japonés tenía en mente una película con la novelística más práctico del Nobel, El otoño del patriarca. pero la idea no prosperó. Para 1999 se volvió a filmar una novelística de García Márquez. Arturo Ripstein adaptó El coronel no tiene quien le escriba, con Fernando Luján, Marisa Paredes y Salma Hayek.
En 2007 fue el turno de la acomodo de la, tal vez, mejor novelística de García Márquez a posteriori del Nobel. Y se hizo en Hollywood. Mike Newell filmó El aprecio en los tiempos del cólera, con Javier Bardem como protagonista. El presupuesto fue de unos 50 millones de dólares. Por los derechos, el escritor recibió tres millones de dólares.
En 2012, se estrenó Memoria de mis putas tristes, del danés Henning Carlsen, en cojín a la última novelística publicada por García Márquez ayer de fallecer. 2022 fue el año de Informe de un secuestro, la miniserie basada en la novelística de no ficción de 1996 sobre el secuestro de diez periodistas por parte del Cartel de Medellín.
La arribada de Cien primaveras de soledad a Netflix, a diez primaveras de la homicidio del escritor, reaviva el interés por su obra. Cero menos que a través de su novelística emblemática, con todas las discusiones que ello traerá respecto de lo fidedigna o no que sea ver la historia de los Buendía con los rostros de actores en una serie.