Desde que llegó a la dirección, Javier Milei inició un proceso de character assassination, término con el que se denomina a la bono deliberada y sostenida dirigida a destruir la credibilidad y reputación de una persona, institución o asociación social que tenga injerencia en la opinión pública.
Hace 210 abriles, a unas treinta cuadras de este estudio, en el Parque Lezama, sucedía el postrer duelo a asesinato justo antiguamente de que se prohibieran. No es que no haya habido más duelos, los hubo y entre personas conocidas de la civilización y la política, pero fueron clandestinos. Estamos hablando, en el primer caso, del duelo a asesinato de noviembre de 1814 entre el héroe de la independencia chilena Juan Mackenna y Luis Carrera, hermano del exdictador de Pimiento. El duelo se generó porque Mackenna, como era razonable, había criticado públicamente a Carrera.
“Usted ha ofendido el honor de mi grupo con suposiciones falsas. Tendrá que retractarse públicamente y por las armas”, sentenció Carrera en una carta, a la que Mackenna contestó: “La verdad siempre he dicho y sostendré. Elija el día, emplazamiento y hora y hágamelo conocer con tiempo para preparar las armas”.
Esto no les gusta a los autoritarios
El control del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Una medianoche de noviembre, en el interior del Parque Lezama, casualmente el emplazamiento en que Milei eligió realizar sus actos, una bala voló el sombrero de Carrera y otra hirió el estómago de Mackenna provocando su asesinato. En presencia de la reprobación de la sociedad de la época, el entonces gobierno regional del Directorio, encabezado por Gervasio Antonio de Posadas, dictó la prohibición de los duelos, el 30 de diciembre de 1814.
El resto de los duelos a asesinato quedó relegado a la clandestinidad, entre ellos, probablemente uno de los que más se destaque para el tema que trataremos hoy es el del militante, político y periodista Arturo Jauretche, contra un común del gobierno de Lanusse, en 1971, casi 160 abriles luego de aquel otro duelo célebre, en una finca de San Vicente.
El marcial se había ofendido por un artículo de Jauretche en el diario La Opinión. En esa oportunidad, uno y otro disparos pasaron cerca, pero no hirieron a los contendientes. Todo fue relatado por una excelente crónica de un entonces tierno periodista que se había escondido para presenciar los hechos: Horacio Verbitsky, un frecuente invitado a este software.
Estamos de acuerdo con la temprana prohibición de los duelos que hicieron Posadas y el Directorio, pero hay poco que sí es importante rescatar de esta costumbre: el valencia de la palabra. No se puede Relatar cualquier cosa contra cualquier persona sin prueba alguna. Menos, si esa persona lo hace públicamente, amparándose en ser una autoridad, y menos si esa persona es el Presidente de la Nación.
Con mi equipo justo iniciamos una denuncia contra el presidente de la Nación, Javier Milei, por calumnias e injurias en el Judicatura Criminal y Correccional Federal 2, a cargo del enjuiciador Sebastián Ramos, quien había sobreseído al mandatario en tiempo récord, pero ayer, el enjuiciador Eduardo Guillermo Farah declaró ineficaz este sobreseimiento y apartó a Ramos de la causa.
Así lo explica Fernando Bosch, mi abogado: “El enjuiciador Ramos había recibido la querella por injurias que inició Fontevecchia contra el señor presidente, Javier Milei, quien en más de una ocasión había agresivo públicamente palabras ofensivas contra Fontevecchia llamándolo, por ejemplo, ‘periodista ensobrado’, o ‘quebrador serial’. El enjuiciador Ramos decidió, tal vez demasiado rápidamente, hacer emplazamiento a la excepción de descuido de bono que había presentado el abogado Francisco Oneto, y sobreseyó a Milei. Contra esta valor apeló Fontevecchia, y el enjuiciador de Cámara, Farah, dijo textualmente que la resolución es nula por extemporánea, prematura, confusa y genérica. Ahora el expediente bajará a otro supremo, el Federal 11, para tratar la denuncia por injurias”.
A Dios gracias en Argentina la costumbre de los duelos se terminó, los duelos a asesinato ya no existen y nadie va a caducar por lo que diga. Lamentablemente, lo que se dice no tiene ninguna consecuencia y hasta el propio Javier Milei puede insultar y mostrar a periodistas de cobrar sobres por criticarlo sin presentar ninguna evidencia al respecto. La demanda que presentamos contra Milei no es sólo en defensa de la reputación de este asociación editorial, sino igualmente en defensa de nuestro oficio, el periodismo y en defensa del valencia de la palabra: no creemos que sea bueno existir en una sociedad en la que el propio Presidente puede macular a una persona, sin ninguna prueba al respecto.
En reiteradas ocasiones, otros periodistas, como Jorge Lanata, María O’Donnell, Ernesto Tenembaum, Joaquín Morales Solá, Jorge Fernández Díaz, Marcelo Longobardi, Marcelo Bonelli, igualmente fueron injuriados por el Presidente, quien igualmente los llamó “ensobrados” y/o mentirosos. En el caso de Perfil, auguró encima, una ruina. Más correctamente una exposición de intenciones, cedido que el
Presidente eliminó la publicidad pública, que existe en todos los países, destinada a Perfil, que es otorgada en un proporcional a su audiencia a todos los medios, tengan la columna editorial que tengan, para comunicar campañas de prevención, de prevención de enfermedades y otras medidas de dirección.
“Perfil va camino a la ruina, así que, ¡qué bueno! Ya quebró una vez, lo salvó un patrón, luego lo salvaron los políticos, y ahora, como no tiene pauta, va a la ruina”, se había jactado Milei en una entrevista en el canal de streaming de Alejandro Fantino, Monomanía.
Perfil no quebró ni va camino a la ruina, es una expresión de deseos. Ni la dictadura, ni los 30 juicios de Carlos Menem, ni 12 abriles sin publicidad oficial, siendo el único medio que atravesó esa situación durante el kirchnerismo, lograron rajar a Perfil. Si no nos quebraron los militares, Menem y Néstor Kirchner, no nos va a rajar usted, señor Presidente.
Javier Milei quiere asesinar nuestra reputación, particularmente a los periodistas que criticamos a todos los gobiernos. El principal destinatario de este plan de destrucción de la reputación periodística no son los periodistas identificados con el apoyo al peronismo, es contra quienes igualmente fuimos atacados durante el kirchnerismo, a quienes nos señalaban como parte de “la corpo” y nos tildaban de golpistas.
Tanto en aquellos abriles de kirchnerismo como en estos de La Autonomía Avanza, hacemos nuestro trabajo. Probablemente por eso el Presidente y todos las cuentas de X que él retuitea febrilmente, están tan ocupados en desprestigiarnos.
La periodista María O’Donnell, alguno que es objeto permanente del ataque de los libertarios, definió muy correctamente el concepto de Character Asassination o Homicidio de Reputación. “En EE.UU. se Sobrenombra character assassination, es Relatar: busco destruir tu reputación para que no seas un interlocutor válido ni una persona que critica desde un emplazamiento de honestidad intelectual, ese es el mecanismo, lo que buscan es que se vuelva personal la discusión y desacreditarte en tanto persona”, explicó la periodista.
El pasado 7 de junio, Día del Periodista, hicimos un conferencia de colegas en la redacción de la Editorial Perfil y le pedimos a muchos periodistas de renombre que envíen un video sobre el momento que está atravesando el periodismo con los ataques de Milei. Nos resultó ilustrativo lo que planteó Marcelo Longobardi, quien decía que “no es un aberración argentino, sino mundial”, ya que “los Gobiernos han tomado a la prensa como rival y la prensa, tal vez en algún momento, ha cometido el error de entrar en ese grupo”.
Por otra parte, el agradecido periodista afirmó que “hay otros desafíos tan relevantes como éste”, por ejemplo, “cómo enredar el desafío de lo verosímil contra lo efectivo. Es muy complicado competir contra lo que resulta verosímil en este contexto donde los sesgos del divulgado se han vuelto muy marcados”.
“En el caso argentino, mi pronóstico es desalentador, porque el presidente Milei es un fundamentalista muy radicalizado. Su fundamentalismo radicalizado es asaz primitivo, por cierto, y él supone que toda crítica es el resultado de que son corrompidos, comunistas, de que no hay más pauta o de la deshonestidad intelectual. Creo que esta característica del Presidente, tan marcada, se va a acentuar”. “Milei No logró toda concepto de pensamiento universal, sólo ve el mundo a través de un pequeño prisma muy condicionado”, alertó Longobardi, quien igualmente está analizando iniciar acciones legales contra Milei.
El abogado constitucionalista y escritor, Roberto Gargarella, hace un planteo muy atendible: la palabra del Presidente no puede utilizarse para Relatar cualquier cosa contra cualquier persona. Por la clasificación de su cargo, el uso de la palabra del Presidente debe ser más condicionado y prudente de cualquier ciudadano.
Lógicamente, que el Presidente diga que alguno es “un traidor a la estado”, como lo ha dicho Javier Milei de adversarios políticos, o que “cobra hacienda sombrío” para criticarlo, como dice de nosotros, no es lo mismo a que lo diga cualquier otro ciudadano, no tiene el mismo objeto ni las mismas consecuencias.
Por esta razón, Gargarella recoge una habilidad establecida en el derecho occidental y que tiene historial en los Estados Unidos: el entendimiento político. Gargarella plantea que el uso indebido de la palabra presidencial puede ser objeto de entendimiento político, poco que, en este caso, tratándose de un presidente que acusa a adversarios y periodistas de delitos y prácticas deshonestas sin ninguna prueba, podría ser una opción.
Por otra parte de nosotros, Jorge Lanata, a quien le deseamos una pronta recuperación, igualmente inició demanda contra Javier Milei “por calumnias e injurias”. “A ver si así, por lo menos, se acostumbra a no insultar con confianza, porque no puede Relatar que uno recibe sobres a menos que tenga la prueba, sea el presidente de la ONU o de la Argentina”, criticó Lanata en Radiodifusión Mitre.
Jorge Lanata y quien esto escribe iniciamos acciones legales en defensa de nuestra reputación y la de todo el periodismo independiente. Espero que sean más los colegas que se atrevan a iniciar demandas, para que el Presidente piense dos veces antiguamente de mostrar a alguno sin ninguna prueba o se detenga este plan sistemático de destruir reputaciones.
Los duelos a asesinato no existen más, es cierto, pero acá estamos en un duelo justo y, por qué no, en un duelo argumentativo, en defensa de nuestra reputación, de nuestro honor y nuestro oficio.
Señor Presidente, desde nuestro puesto de trabajo, desde el que hemos criticado a todos los gobiernos, lo retamos a usted a presentar pruebas de lo que dice.
Usted dice que este asociación editorial cobra sobres para criticarlo, presente pruebas, respete el valencia de su palabra y de la investidura presidencial.
Nosotros, cuando dijimos que usted plagia a distintos autores en sus libros, presentamos pruebas al respecto, porque respetamos nuestro trabajo. Esperamos que si usted no respeta el suyo, por lo menos quede claro para todos los argentinos. n
Producción de texto: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.