El mediador del caso difunde el documentación final con las pruebas de urdir una asonada contra Lula en las que se basamento la delación contra el expresidente y 36 personas más.
miércoles 27 de noviembre de 2024 | 10:40hs.
La conclusión de la Policía Federal de Brasil es categórica:”Bolsonaro estaba al tanto y participó activamente” en la trama golpista. Encumbrado el secreto de sumario este martes, ya son públicas las 884 páginas que detallan las pruebas reunidas por los investigadores contra el previo presidente. L
a semana pasada, cuando se formalizó la delación contra el ultraderechista Bolsonaro (que gobernó entre 2019 y 2022) y otras 36 personas, se conocieron las líneas generales de la pesquisa. Ahora se han difundido los detalles, los entrecomillados, los pantallazos de los mensajes de Whatsapp que intercambiaron los sospechosos, los lugares y las circunstancias de los muchos episodios del fracasado complot.
“Las pruebas obtenidas durante la investigación demuestran de procedimiento inequívoca que Jair Messias Bolsonaro planeó, actuó y tuvo dominio (…) de los actos realizados por la estructura criminal con el objetivo de consumar un toque de Estado”, afirman los investigadores.
Bolsonaro y 36 hombres más, la mayoría militares, están acusados de anulación violenta del Estado de derecho, entre otros delitos, por urdir una trama para impedir que Luiz Inácio Lula da Silva relevara a Bolsonaro en el poder tras perder el reaccionario las elecciones en 2022. Sus seguidores perpetraron un asalto de las sedes de los tres poderes en enero de 2023.
Las pruebas, que colocan al previo mandatario en el centro de los organizadores de la trama, fueron recabadas por la Policía Federal mediante registros, interceptación de comunicaciones, documentación bancaria y la confesión del secretario personal de Bolsonaro durante su mandato presidencial (2019-2022), el teniente coronel Mauro Cid.
El mediador que investiga la mayoría de los casos contra el expresidente y el bolsonarismo en universal, Alexandre de Moraes, ha enviado ya el documentación completo al fiscal universal de la unión, Paulo Gonet, que debe atreverse si sigue delante y solicita el procesamiento de los acusados o archiva la causa.
Bolsonaro ha asegurado a la prensa este lunes que nunca discutió ningún plan para perpetrar una asonada. Siempre repite que, durante su mandato presidencial, actuó “adentro de las cuatro líneas de la Constitución”.
El político ultraderechista sigue siendo el cabecilla de la concurso brasileña, aunque está inhabilitado para presentarse a las elecciones hasta 2030. De todos modos, él actúa como si tuviera el camino expedito para concurrir a las próximas presidenciales, previstas para 2026. El expresidente está acentuado en otros dos casos: por falsificar certificados de prevención durante la pandemia y por apropiarse de unas joyas que le regaló la monarquía saudí.
El objetivo de la trama golpista era, según la policía, impedir que el izquierdista asumiera un tercer mandato y que Bolsonaro se mantuviera en el poder pese a su derrota en las urnas. Los acusados sopesaron múltiples opciones para conseguir ese fin, incluido asesinar a Lula cuando ya era presidente electo. Dice la policía que Bolsonaro “tenía completo conocimiento” de los planes para el atentado, que iba a ser perpetrado por militares formados en las unidades de élite de las Fuerzas Armadas, los llamados kids pretos (chavales negros). Pedestal sus conclusiones la Policía Federal en conversaciones entre los supuestos golpistas y grabaciones de reuniones celebradas en el palacio presidencial.
Entre las pruebas esgrimidas por los investigadores contra Bolsonaro, destacan dos reuniones. Una celebrada con ministros, en julio de 2022, tres meses antaño de los comicios, en la que los animó a difundir falsedades sobre la seguridad del sistema de votación y supuestos fraudes. La otra reunión fue en diciembre, cuando Lula ya había manada y se preparaba para tomar posesión el día de Año Nuevo. El aún presidente convocó en el palacio presidencial a los comandantes de las Fuerzas Armadas para proponerles el toque mediante un decreto para ampliar el poder de los militares más allá de los límites constitucionales. El cabecilla de la Escuadra aceptó sumarse a la asonada, mientras los del Ejército y la Aeronáutica lo rechazaron, encima de advertir de que era ilegal. Fue la osadía de esos dos generales, según la policía, lo que impidió que el toque prosperara.
Sostiene la policía que el plan golpista de Bolsonaro empezó cuando asumió la presidencia y se empeñó en cuestionar la seguridad de la cobre electrónica, aunque nunca se ha detectado ningún fraude a gran escalera con este sistema que Brasil usa hace más de 25 abriles, publicó El País. (APFDigital)