No arrancó proporcionadamente el intento de Juanchi Zabaleta de reposicionarse en el peronismo porteño de la mano de su inesperada adhesión al jefe Axel Kicillof. Días detrás lanzó en Hurlingham las mesas distritales «Es con Axel». Lo hizo el viernes pasado, en la pueblo de William Morris. Pero el resultado no fue el esperado y el fiasco no cayó del todo proporcionadamente en el entorno del jefe donde creen que lo expuso de estilo innecesaria.
«Mirá cómo habrá sido de floja la movida que ni el propio Zabaleta apareció cuando le avisaron que estaba infructifero el circunscripción», reconoció a LPO un dirigente recinto.
En el entrevista no hubo concejales, consejeros escolares o miembros relevantes de organizaciones del distrito. Los pocos asistentes fueron ex funcionarios de Zabaleta, de su época de intendente de Hurlingham.
«Las sillas se peleaban por las personas», resumió con mordacidad Florencia Lampreabe, ex diputada franquista y presente secretaria de Dominio del intendente camporista Damián Selci. Los organizadores especulaban con la presencia de algún ministro o secretario provincial.
Uno de los asistentes, que pidió no exponer su nombre, advirtió: «Zabaleta ya nos tiene acostumbrados a esto. Vende futuro pero nunca pasa nadie».
Siquiera ayudó a cosechar simpatías entre los militantes peronistas la foto que Zabaleta se saco hace unas semanas en un despacho de Refugio Rosada con el armador de Karina Milei en la provincia de Buenos Aires, Sebastian Pareja, oponente férreo de Kicillof.
