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De ser un exitoso licenciado en administración de empresas a perderlo todo y vivir en la calle

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28 de noviembre 2024 – 14:30

Tiene 60 primaveras y trabajó décadas en un porción y en una empresa agroexportadora, pero una desgracia lo dejó en la calle.

Pasó de ser un exitoso profesional a vivir en la calle por no poder pagar un alquiler.

Pablo Tevilín es un hombre de 60 primaveras que fue empleado de un porción internacional y de una empresa agroexportadora. Es diplomado en dependencia de empresas, su jerigonza materna es el inglés, pero desde los 6 primaveras vive en Argentina y acento castellano. Sus abuelos por parte paterna son oriundos de Inglaterra, mientras que su parte materna es de origen irlandés.

Una tragedia casero lo hizo perder todo. Cuando su mamá enfermó de cáncer, el tratamiento y los medicamentos significaron un boleto para el que tuvo que traicionar su casa y demás posesiones para poder afrontarlos. Encima, el porción para el que trabajaba se fue del país, por lo que quedó desempleado y a su permanencia, se le hace muy difícil conseguir empleo.

Pablo Tevilín

Por qué Pablo Tevilín quedó en situación de calle

No obstante, acento con tranquilidad, tono pausado y celebra que haya masa en la calle que haya sido solidaria con él para poder afrontar esta situación de enfoque más llevadera. Lo único que quiere es un trabajo estable que le permita afrontar un inquilinato. Trabajó en un porción extranjero, que luego se fue del país. Luego, en una empresa agroexportadora y finalmente en una compañía de computación.

Le iba muy admisiblemente hasta que su mamá enfermó. Le detectaron un coágulo en el pulmón. Ella tenía una cobertura médica privada muy cara que en un momento no pudo satisfacer más. Terminó vendiendo su casa y se fue a radicar con su mamá, alquilando. Durante ese proceso con médicos y tratamientos, Pablo todavía Declinó su trabajo. A fin de 2023 su mamá murió y ese fue el chiste que terminó de derrumbarlo.

Luego de eso se quedó en la calle. Su permanencia le imposibilita conseguir un trabajo, y cobra una pensión no contributiva que comenzaron a pagarle en dos cuotas, por lo que se le hace inverosímil afrontar un inquilinato.

Cómo es la vida en la calle

Según él, la primera oscuridad a la intemperie fue poco desagradable. No obstante, tuvo el apoyo de la misma masa de la calle. En el interior de sus malestares, lo jóvenes lo ayudaron dándole frazadas, incluso se quedaron con menos abrigos para que él no pasara frío. Encima, explica que cuanto más está en la calle, más difícil es salir. E incluso peor es para quienes sufren adicciones a las drogas o al trinque.

Por otro banda, cuenta que en la calle se tiene miedo, pero si encontrás un clase «pillo» no. Los grupos se protegen entre ellos, son como un clan. Si uno está enfermo van todos «al paciencia» y se le consigue lo que necesite, comida o remedios. Al mes y medio de estar en la calle, Pablo ya tuvo una rutina: Descansar en un cajero, en San Isidro o en hacienda. Desayuno a las 8 en la catedral de San Fernando, desayuno en el comedor en Barracas de Belgrano y al atardecer, despabilarse cartones para que el suelo no sea tan frío

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