domingo, enero 5, 2025
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Al niño de la sonrisa eterna

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Por mi profesión de cantante y mi inquietud de melómano y coleccionista amateur siempre estuve muy vinculado a la música y a la historia de los cantantes del mundo. Quienes me conocen saben que no me es al margen Gardel pero siquiera Jorge Negrete o Judy Garland o Edith Piaff por citar solo algunos nombres ilustres.

Siempre vi a los artistas desde la sensibilidad habitual del placer por la música y igualmente como cantante espectador.

A los mencionados no tuve el privilegio de verlos en vivo pero si pude asistir a conciertos de famosos cantantes en diversos estilos musicales. De todos ellos elijo especialmente a Raphael quien con 81 primaveras está atravesando una situación de sanidad que influye en su vida personal y de cómico. 

Debería corregirme  y escribir cómico con mayúsculas porque a Manifestar verdad no vi nadie parecido en un escena.

Siempre me pregunté si algún se tomará algún día el arduo trabajo de resumir y escribir  la cronología total de presentaciones del «inmarcesible inmaduro de Linares» en más de 60 primaveras de trayectoria. Una muy difícil tarea ya que a lo liberal de su carrera viene realizado actuaciones en giras por el mundo recorriendolo una y otra vez, siempre renovado y vivo y dueño tajante de la suceso.

No creo que exista un caso igual en la historia de la música. Ni que vuelva a repetirse y más aún en tiempos de avance y ayuda tecnológica, un cómico que con su sola presencia en suceso  pueda tener en vilo a la audiencia no solo con su gran voz, igualmente con su presencia escénica y haciendo verdaderas creaciones de las famosas canciones de su repertorio.

En él conviven las dos caras del teatro. La del drama y la comedia con su alegría incluida, sea por una gran interpretación dramática o por hacer retozar al manifiesto la famosa  «Escándalo» durante el concierto.

Raphael es una figura icónica y es igualmente un trabajador de la música que se adapta a cualquier escena, ya sea una arena o un teatro en donde siempre encontrará el hueco por dónde entregarse.

En verdad este escrito no pretende ser un dechado de fanatismo ni mucho menos pero debo Manifestar que hasta en alguna ocasión le encontré la voz como avecinando problemas de esos que tenemos todos los cantantes, para verlo luego renacer con su voz poderosa y concluir la oscuridad en grandes ovaciones. Adicionalmente de disfrutar de sus conciertos a los que asisten distintas generaciones siempre me gustó observar al manifiesto en la previa y en una ocasión escuché conversar a unos señores que acompañaban a sus esposas por primera vez a ver a Raphael y antiguamente del concierto los vi burlase de sus gestos y hacer bromas típicas del machista habitual para luego de la segunda canción verlos patalear y aplaudir de pie como si lo siguieran de toda la vida.

Es que sin dudas a pesar de sus grandes discos al inmaduro hay que verlo en directo porque la experiencia es única y superior.

Tuve la oportunidad en una ocasión gracias a mi amigo Victor Hugo Morales y su entonces productora Fabiana Segovia que me permitieron estar presente en una entrevista radial de poder saludarlo a Raphael y decirle que siempre tuve la sensación en sus conciertos de que no había pagado nunca la entrada, ya que tanto había legado en suceso que me sentí siempre un invitado de ostentación.

El gran cómico está pasando un momento de sanidad que lo aleja momentaneamente de los escenarios y estas lineas en definitiva quizás solo busquen  hacerle durar los mejores deseos de recuperación y retorno.

Raphael siempre tuvo desapego por la nostalgia y el pasado. Siempre miró alrededor de delante e imagino respetuosamente si esta vez no estará sintiendo nostalgia de su rancio amigo de toda la vida que es el escena. Desde Buenos Aires es mi deseo que se recupere a pleno y que pronto pueda reencontrarse con el.

Ojalá  si dios en verdad existe le sonría una vez más a su pequeño tamborilero y lo bendiga para seguir delante.

Fuente

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