El celular de Santiago Maldonado, el joven desaparecido el 1 de agosto, fue activado en Chile un día después cuando un amigo lo llamó.
Esa llamada de 22 segundos plantea dos interrogantes: ¿fue Santiago el que atendió o era otra la persona que tenía en su poder el teléfono? En ese breve contacto el amigo sólo escuchó ruidos.
Santiago había distribuido volantes en Chile donde ofrecía trabajos de artesenía y tatuajes.