Crece la preocupación por la desaparición Santiago Maldonado, un artesano de 28 años residente en El Bolsón, cuyo paradero es desconocido desde que la Gendarmería reprimió un corte de ruta de la comunidad mapuche de Cushamen, en el norte de Chubut.
«Cuando empezó la represión con balas de plomo y balas de goma, todos corrimos y cruzamos a nado el río Chubut -dice a Infobae Soraya Maicoño, miembro de la comunidad mapuche que protestaba por la detención de su líder, llamado ‘lonko’ por sus seguidores, Facundo Jonas Huala-. Lo vimos (a Maldonado) aferrado a un árbol sin cruzar el río. Entonces se escuchó: ‘Estás detenido’. Después se escuchó: ‘Ya está, ya está’, pero no sabemos si eran las palabras de Santiago o de los gendarmes. Luego ya no lo vimos más».
Los mapuches, que ocupan desde hace dos años unos terrenos cuyos títulos pertenecen al empresario italiano Luciano Benetton pero que son reclamados como patrimonio ancestral por los aborígenes, habían decidido protestar con cortes intermitentes de la ruta que lleva hacia Chile por la detención de su líder Facundo Jonas Huala en junio pasado.
El ‘lonko’ tiene un pedido de extradición, desestimado en primera instancia, por el incendio de una finca en territorio mapuche chileno en el que murieron dos personas. El juez Guido Otranto ordenó el desalojo de la ruta. El día anterior, Santiago Maldonado, nacido en 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires, había llegado a la comunidad para conocer la situación.
«No es un militante o activista, sino que fue por una cuestión humanitaria -dice su hermano Sergio Maldonado a este portal-. Es artesano, vive en El Bolsón. No tenemos información de él desde el martes. Estamos desesperados».
El martes 1 de agosto la Gendarmería desalojó la ruta. El día anterior había llegado al lugar Santiago Maldonado. «Yo llegué a la comunidad alrededor de las nueve de la mañana -dice Soraya Maicoño, que es miembro de la agrupación Resistencia Cushamen-. Desalojaron a nuestros compañeros de la ruta, pero luego ingresaron a la comunidad disparando balas de goma y de fuego. Todos corrimos. La mayoría cruzó el río para evitar la represión. Ahí vimos a Santiago por última vez. Un compañero que había subido a una lomada vio cómo entre seis y ocho gendarmes hacían una fila para que no se pudiera ver cómo se lo ingresaba en una de sus camionetas. Ese móvil partió hacia Esquel».
En la segunda, el sargento Paredes indicó que tenían la orden de no dar información sino a través del juzgado federal de esa localidad, cuya cabeza es el juez Otranto. Esta mañana, estaba programada una audiencia con los abogados y el hermano de Santiago Maldonado.
«Presentamos un pedido de búsqueda de paradero a la Policía Federal y los abogados interpusieron recursos de hábeas corpus -dice Sergio Maldonado-. Pero todavía no tuvimos ninguna respuesta».
