Horas después de anunciar que la Copa América 2021 no se disputará en Argentina, la Conmebol confirmó que el certamen se desarrollará en Brasil, tal como ocurrió en la última edición del 2019. En las próximas horas se conocerán los estadios que albergarán los partidos y el fixture definitivo del torneo que se jugará entre el 13 de junio y el 10 de julio.
Ante la intempestiva baja de Argentina a la organización de un torneo que parecía, y ya tenía, a nuestro país como única sede tras la salida de Colombia, la Conmebol llamó a reunión de Comité de emergencia para ver si había un plan B o C o D, o si daba el brazo a torcer ante la pandemia. Porque ya con los traspiés de sus dos sedes originales el torneo más antiguo de selecciones del mundo pendía de un hilo.
Pero antes de esa reunión vía Zoom que arrancó a las 9.30 horario de Asunción (10.30 horario argentino) hubo una de mesa chica para tomar decisiones a la hora de encarar el Comité. El presidente Alejandro Domínguez, el Director de Competiciones, Hugo Figueredo, y el Secretario General de la entidad, Gonzalo Belloso, salieron de esa mini charla con una sola certeza: el torneo debía ser organizado por un solo país y se debía jugar en Sudamérica. Nada de Estados Unidos, nada de Qatar. En Sudamérica o se suspendía.
La teoría del descarte de sedes
Con esa premisa empezó el descarte. Porque si hay algo claro en estos días/semanas de revolución a la hora de la sede de la Copa América es que la elección final de Brasil no fue una elección sino que fue una necesidad. Con los diez presidentes de las asociaciones miembro conectados empezaron a tachar de la lista.
Con Argentina y Colombia afuera quedaban ocho disponibles. Bolivia y Perú nunca corrieron como chances. Ya son seis. Venezuela, aunque presentó el proyecto desde que Colombia se bajó, tampoco fue una opción. Ecuador fue un país con el que se especulaba en la previa por su protocolo sanitario, pero por un tema logística se descartó de las posibilidades. A esa altura de la reunión, solo quedaban cuatro países disponibles.
«Paraguay no está en condiciones ni sanitarias, ni de infraestructura para armarla», se pudo escuchar anoche a uno de sus máximos dirigentes. Descartada. Quedan tres. ¿Uruguay? Su objetivo es llegar con el plan de vacunación lo más avanzado posible para que las finales de la Copa Libertadores y Copa Sudamericana que albergará el estadio Centenario, en noviembre, tengan la mayor cantidad de público posible. Out.
Chile, la carta ganadora
Todos. Pero todos los caminos conducían a Chile. El país trasandino había organizado con grandes elogios la Copa América del 2015 y venía pidiendo que le den la parte del fixture que había dejado disponible Colombia. Hasta en un momento se lo nombró como el único que podía aguantar, por su avanzado plan de vacunación, ser sede absoluta en caso de cualquier emergencia. Hasta la Conmebol mandó durante los últimos días una comitiva para que visite los posibles estadios sede. Sin embargo, el tema de la exención impositiva (un requisito vital para las arcas de Conmebol) era una muralla imposible de derribar.
Chile sabía eso, y además, hoy aseguró que estaba para ser una de las dos sedes, pero no para cargarse con el peso de la organización total, por lo que el pulgar del Comité fue para abajo. ¿Y entonces? ¿Se suspendía la Copa América? Parecía que el caballito de batalla de la entidad sudamericana estaba a punto de verse frustrado. Hasta que alguien levantó el teléfono.
Sonó el teléfono rojo en Brasilia
El único país de los diez que estaban en la reunión que aún que no había sido siquiera consultado era Brasil. Por eso, ante estas negativas, alguien de la Confederación Brasileña de Fútbol levantó el teléfono en el medio de la reunión y llamó a Brasilia, la capital política del país. Si, aunque parezca una película de ciencia ficción, la decisión de otorgarle la organización de un torneo de esta magnitud a un país puede solucionarse con una simple llamada telefónica.
«Ok». Se escuchó del otro lado. Así de sencillo fue. Obviamente ni hubo que votar porque no había otra opción. El último organizador, y ganador, del torneo sería nuevamente la casa de la Copa América. A pesar de que no es oficial, se sabe que el fixture se mantendrá tal cual estaba, o sea que empieza el 13 de junio con Argentina-Chile, y que la final se jugará en el Maracaná.
¿Las sedes? Se dividirá al igual que como esta previsto en Zona Norte y Zona Sur. La primera tendría a Natal y Recife como estados anfitriones y la segunda se llevaría a cabo en Brasilia y San Pablo. Se habló también de Manaus (sí, la ciudad que generó su propia mutación de la cepa) y Pernambuco.
En Conmebol están muy molestos con AFA
Un aspecto que no será público, pero que si se hizo saber por lo bajo, es que las altas esferas de Conmebol están que arden del enojo con Claudio Tapia y la dirigencia de la AFA. No solo porque se bajó, sino porque en los últimos días le habían pedido que como país que iba a quedar como único organizador había que mandar un mensaje de aliento a la realización del torneo. Y ese mensaje querían que lo de Lionel Messi. Un Lionel Messi que ya había mandado tres camisetas como gesto de agradecimiento para que el laboratorio chino Sinovac le mandara las dosis de la vacuna para llevar acabo el torneo. El video en redes apareció, pero no hubo ningún mensaje alimentando la ilusión de que se juegue en el país