En el extremo nordeste de la provincia de Misiones, tres personas murieron y otras diez permanecen internadas en grave estado por un cuadro de botulismo. La intoxicación se habría producido luego de que una familia consumiera chacinados que fueron elaborados de forma casera.
El botulismo es una de las consecuencias más graves de las intoxicaciones alimentarias y en ocasiones puede acabar siendo mortal, si no se trata a tiempo. Es una enfermedad causada por una toxina (veneno) producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum pero no es contagiosa.
La forma más frecuente de botulismo se produce en la población general (incluidos los niños) por el consumo de conservas caseras o embutidos. Cuando no se elaboran de forma adecuada pueden generar toxinas en su interior. Por eso es necesario adoptar medidas de prevención desde la preparación hasta el consumo.
Casos activos de botulismo
Las últimas horas han sido críticas en la provincia de Misiones debido al aumento de casos de supuesto botulismo. En total, ya son 3 los fallecidos y diez las personas internadas con síntomas compatibles a esta enfermedad.
En Puerto Iguazú, se encuentran internadas cinco personas, cuatro de la ellas en terapia intensiva. En cuanto al resto de los pacientes, fueron derivados desde el hospital local de Comandante Andresito hacia el SAMIC de Eldorado de la misma provincia.
Según informaron, en este último centro de salud se encuentran internados tres adultos y dos pacientes pediátricos, entre ellos un niño de tres años que evoluciona favorablemente y una niña de 28 meses que se encuentra en estado crítico.
Síntomas del botulismo de transmisión alimentaria
Lo primero que puede notar el médico al examinar un paciente intoxicado, es que muestra signos de debilidad muscular o parálisis, como párpados caídos y voz débil. Las toxinas botulínicas son neurotóxicas, lo cual significa que afectan al sistema nervioso.
Esta intoxicación se caracteriza por una parálisis flácida descendente que puede producir insuficiencia respiratoria. De ahí lo grave que puede tornarse un caso de esta naturaleza si no se trata a tiempo.
Los síntomas iniciales incluyen
- Fatiga intensa
- Debilidad y vértigo
- Visión borrosa
- Sequedad de boca
- Dificultad para tragar y hablar
- Vómitos
- Diarrea
- Constipación e inflamación abdominal
La enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y los músculos de la parte inferior del cuerpo. No se presentan síntomas febriles o pérdida de consciencia.
Los síntomas no son provocados por la bacteria, sino por la toxina que ella produce. Por lo general se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta (con un plazo mínimo de cuatro horas y un máximo de ocho días). La incidencia del botulismo es poco frecuente, pero la tasa de mortalidad es alta si no se realiza un diagnóstico rápido y se trata a tiempo. La enfermedad puede ser mortal en el 5 a 10% de los casos
¿Cómo prevenir una intoxicación por botulismo?
Dado que se transmite a través de alimentos en conserva, al vacío o con baja acidez, la primera pista de que un producto no está en condiciones será el envase. Las latas abombadas, abolladas o latas caseras mal cerradas con aire son los principales enemigos.
La prevención se basa en las buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir mediante la desactivación de las esporas bacterianas en los productos esterilizados.
8 claves para prevenir el botulismo
- Mantener la higiene
- Separar los alimentos crudos y cocidos
- Cocción total del producto final
- Mantener los alimentos a temperaturas seguras
- Utilizar agua potable e ingredientes crudos seguros
- Antes de Consumir Alimentos en Conserva: calentarlos a 100°C por 30 minutos a fin de destruir la toxina botulínica que pudiera estar presente
- Evitar la preparación de conservas domésticas envasadas si no se poseen los conocimientos y los elementos necesarios para una elaboración adecuada
- Descartar todo alimento que se considere sospechoso: que sufran cambios en el color y/o la consistencia del producto, que tengan olor desagradable o no característico y que tengan sabor anormal