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En la fase final de su «cruzada», Macri suma 3.700 nuevos fiscales en la provincia de Buenos Aires

Tras las declaraciones públicas de "cuidar el voto" se sumaron autoridades de mesa para las elecciones generales del domingo, y despejaron críticas

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En la fase final de su «cruzada», Macri suma 3.700 nuevos fiscales en la provincia de Buenos Aires

Para el macrismo el contralor en el conteo de los votos se ha transformado en parte central de la «cruzada» que encabeza el Presidente para una elección a la que busca darle un tono épico.

Aunque no ha habido denuncia formal al respecto, la idea que se instaló entre la militancia macrista es que en las PASO de agosto hubo un serio déficit de contralor por falta de fiscales oficialistas en algunas zonas estratégicas del país -como el conurbano bonaerense- y que eso contribuyó al mal resultado.

En consecuencia, parte del envión anímico que tuvo el macrismo con sus actos se vio reflejado también en un llamado a través de las redes sociales a los seguidores de Cambiemos, sobre la necesidad de «cuidar el voto» en las elecciones generales de este domingo, algo que también implicó hacer una convocatoria pública para reclutar fiscales para cubrir y controlar todos los espacios donde estará emplazada una urna.

Y detrás de las altisonantes frases pronunciadas por dirigentes como Miguel Ángel Pichetto y Elisa Carrió, lo que se dejó entrever es una autocrítica: que si hubo dudas en el conteo de votos se debió a más fallas propias que ajenas. Y que eso es algo que jamás puede permitirse un partido que está en el poder.

La explicación que brindaron varias fuentes consultadas por iProfesional es que ese descuido en los controles se debió a la relajación producida por la excesiva confianza que hubo en el Gobierno, ante los erróneos sondeos previos que hablaban de un buen resultado en las PASO.

Ahora, con estos sucesos consumados, la pregunta que flota en el ambiente desde hace días es si el Gobierno va a poder revertir la desorganización mostrada en las primarias y si va a lograr juntar todos los fiscales necesarios para poder controlar todos los establecimientos del país donde se vota, en especial, las zonas complejas -electoralmente hablando- de la provincia de Buenos Aires.

Es que el 11 de agosto pasado, de acuerdo a datos brindados a este medio por funcionarios del oficialismo, solamente en el distrito bonaerense faltó alrededor del 10% de los encargados de fiscalizar las mesas.


Para tener una idea, en el territorio hoy gobernado por María Eugenia Vidal, Juntos por el Cambio requiere, para tener presencia en los más de 5.100 establecimientos donde se vota, unos 60.000 fiscales. De los cuales 37.000 son los que deben estar ubicados en las propias mesas de sufragio. Los restantes son fiscales generales que controlan los colegios (hay entre uno a tres por institución, según la cantidad de urnas que haya en cada lugar) y zonas. También completan ese número total personas de recambio y suplentes.

Como dato central a tener en cuenta, de esas 37.000 autoridades ubicadas en las mesas bonaerenses, unas 12.000 son voluntarios (y el resto son militantes). Allí estuvo parte de la causa del «faltazo» en el control durante las PASO. De hecho, las fuentes de Cambiemos aseguran que en el Conurbano se ausentaron 1.200 fiscales, y en total en Buenos Aires fueron 3.700.

En este aspecto hubo un llamado a buscar fiscales en base a una necesidad concreta y para subsanar este domingo el «descuido» real que se evidenció en el seno del oficialismo en las elecciones pasadas.

Para graficar la situación, en todo el país se votará en unas 105.000 mesas, las cuales estarán distribuidas en un total que supera los 14.000 colegios y otras instituciones.

Por lo tanto, para cubrir el acto electoral completo, cada partido o frente político debería contar con alrededor de entre 130.000 a 150.000 fiscales a nivel nacional para tener «un buen control y cobertura de la elección», detalla Esteban Regueira, director de la consultora Clivajes.

Al respecto, relata que el Frente de Todos contó con «muchos fiscales» en Buenos Aires en las PASO, incluso llegaron a tener «dos fiscales por mesa para alternarse, más uno general del colegio y los controles de cada zona».

A contramano, Regueira acota que Juntos por el Cambio no tuvo buena cantidad de fiscales. Incluso, «en algunas mesas no había nadie y eso se hizo más complejo» a la hora del cierre de planillas.

Funcionarios del propio Gobierno reconocieron que, además de Buenos Aires, también hubo «fallas» de fiscalización en Rosario, Salta, Misiones y Santiago del Estero. En cuanto a Formosa, la respuesta fue: «Es un mundo aparte».

«Claramente hubo problemas logísticos en lugares importantes, falta de recursos y dificultad para financiar los fiscales», resume el analista político Carlos Fara a iProfesional.

La coincidencia de varios expertos es que fue evidente que en las PASO el Gobierno se «relajó», pensando que iba a obtener un resultado favorable, y por eso faltaron varios fiscales en determinados lugares claves de la provincia de Buenos Aires y en algunas localidades del norte del país.

La campaña fiscalizadora fue intensa, aunque no estuvo exento de polémica interna, debido a que surgieron en redes sociales quejas de algunos voluntarios de Cambiemos respecto de que no habían recibido el llamado del partido para poder fiscalizar el acto cívico del domingo.

Incluso, hubo acusaciones que también se frenaron algunas capacitaciones a autoridades de mesa. Aspectos que contradecían las imperiosas quejas de «cuidar el voto» y que llevaron a que se generen dudas sobre el grado de gravedad de la situación en sí misma.

iProfesional consultó a funcionarios de peso dentro de Cambiemos para averiguar qué ocurrió realmente para que surjan estas quejas.

En respuesta a ello, una fuente con amplio poder en Juntos por el Cambio de la provincia de Buenos Aires explica lo sucedido: «Hay mucho entusiasmo y, por otro lado, se requiere un fiscal por mesa, entonces si hay 37.000 mesas hay 37.000 lugares. Y a muchos interesados, cuando les decís de colaborar de otra forma, como llevando boletas o las viandas, responden que ellos quieren cuidar los votos… pero todo suma».

Y completa: «Pero estamos muy bien, con fiscales de mesa y generales en todos lados, con un equipo de abogados también y miles de voluntarios que aún hoy quieren sumarse».

En resumen, según el oficialismo, se cubrieron en exceso los puestos «vacantes» necesarios de fiscales para las generales de este domingo.

De hecho, se puso al hombro en esta campaña de cubrir toda la fiscalización el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y gente de la cartera de Interior.

La información de funcionarios consultados off the record indica que se presentaron cerca de 40.000 voluntarios en provincia de Buenos Aires y unos 160.000 en todo el país.

Además fueron negadas por completo las versiones que circularon respecto que el oficialismo debió ofrecer $5.000 para seducir a cada interesado en fiscalizar los sufragios del domingo. «No se paga nada, es militancia y voluntariado», sentencian.

En ese sentido, detalla que sólo se le brindará la «comida a todos los fiscales, pero en cuanto a los traslados cada uno debe llegar por sus medios».

Asimismo, una pieza cercana al gabinete bonaerense contó que a los seleccionados se les brindan cursos y capacitaciones tanto presenciales como on line.

Luego de haber cubierto sin problema la cantidad requerida de fiscales para el domingo, tras las fuertes expresiones vertidas en redes sociales por ciertos representantes del oficialismo, quedaron flotando en el aire distintas hipótesis y dudas.

Algunos analistas entrevistados por iProfesional pusieron reparos sobre el impacto real que pueda tener el «plagar» de fiscales en el resultado que arrojarán las elecciones este domingo, debido a la enorme diferencia de 17 puntos que hubo en las primarias entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.

«Es cierto que los fiscales dan vuelta una elección en lugares chicos. Pero esto con cerca de 20 puntos de diferencia entre Fernández y Macri no se da vuelta de esta forma. Con una buena fiscalización se pueden revertir apenas dos o tres puntos porcentuales, por lo que sirve para definir una elección pareja pero no es lo que se evidencia hoy», ilustra a iProfesional el analista Gustavo Córdoba.

Y agrega que le resulta «raro que recién ahora el Gobierno se haya dado cuenta que estaba necesitando fiscales, armar todo el esquema electoral y organizarlos».

En consecuencia, a su entender, desde Juntos por el Cambio están «rascando el fondo de la olla» para no perder votos, ya que dentro de esta disputa electoral «también es relevante la cosecha legislativa que pueda tener», porque necesita tener presencia de senadores y diputados, que «no es menor».

En síntesis, más allá del problema real que hubo con la falta de fiscales, algunos representantes del Gobierno apelaron con estas denuncias implícitas de fraude a fagocitar la campaña política.

«Se dejó la sospecha que al peronismo le gusta robar elecciones», sostiene Lucio Guberman, analista político de Eco Go.

Y agrega Córdoba: «Para cubrir las elecciones se necesita fiscalizar en todos lados, pero estuvieron haciendo otra cosa: predisponer al votante que puede haber un fraude».

Más allá de eso, otros representantes de Cambiemos salieron a poner paños fríos y a negar cualquier posibilidad de que haya habido fraude.

De hecho, el secretario de Asuntos Políticos del ministerio del Interior, Adrián Pérez, aclaró tras las PASO que «siempre, en todas las elecciones, hay telegramas que vienen con cero a Presidente para alguna fuerza. Eso es un error, efectivamente». Pero indicó que no sólo hay telegramas con cero para Cambiemos, sino también «telegramas con cero para el Frente de Todos».

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