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Gioja, el santo peronista

Por estas horas hemos sido anoticiados de que José Luis Gioja, esencia de sanjuanidad, ha sido ungido por el relato kirchnerista como el ángel que guió el proceso de unidad peronista contra el presidente Mauricio Macri.

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Gioja, el santo peronista

Autor: Manuel De Paz

La versión, bendecida por Cristina Kirchner y su hijo Máximo, cuenta que ya en 2016 y como jefe del peronismo nacional Gioja tuvo una iluminación de tintes cuasi divinos, motivada, quizás, por un suceso de unos años antes (en 2013) cuando se desplomó desde el cielo.

Lo concreto es que él habría sido uno de los primeros en entender  que no había posibilidades de que el peronismo civilizado y republicano le ganara a Mauricio Macri si antes no se juntaba nuevamente con Cristina Kirchner. Es decir, si no iban al pie de la dama.

El topo

Como todo santo, Gioja primero dudó. Hizo fuerza para acompañar a los «civilizados» (Urtubey, Pichetto, Lavagna, o Massa, cuando todavía éste último criticaba duro a Cristina) pero la realidad insistió en marcarle que los «bárbaros» no eran unos despreciables.

Con Cristina a la cabeza, los K retenían un caudal de votos en el  conurbano bonaerense que los ilustrados no podrían conseguir ni pagando

Elsanjuanino comenzó entonces un subterráneo trabajo de convencimiento. El peronismo desunido, siempre sería vencido. En cambio el pueblo unido, jamás. Lo terminó de ratificar en las elecciones legislativas de 2017 cuando Macri le volvió a ganar a ese peronismo que insistía en ser un puzzle.

Hay una fecha que no debemos perder de vista. El 11 de octubre de 2013. Gioja todavía era gobernador. Cumplía un tercer mandato inventado por él  mismo previa modificación de la Constitución de San Juan. «Aún no he terminado mi tarea», fue el argumento para hacerse un traje a medida con la carta magna de la tierra de Sarmiento.

A predicar

El día citado Gioja subió a los cielos en un helicóptero que se vino abajo. Quedó maltrecho, pero vivo. El mensaje era claro: Gioja tenía una misión que cumplir.

Estamos ante un personaje  variopinto. Quien lo ha tratado en confianza sabe que es un personaje sacado de la mejor picaresca nacional.

Es campechano, simplote, deslenguado. Al mendocino Julio Cobos lo definió de esta manera: «Parece huevón, pero no lo es. A pesar de esa carita, él siempre te la pone». Y hace unas semanas, cuando la crisis se tragó al ministro Dujovne, el sanjuanino sintetizó la situación con tres palabras: «Estamos en bolas».

«Los enemigos se han valido de nuestras divisiones», enseña ahora en sus viajes por el país. Es como un profeta que sale a predicar la Palabra. Mientras Cristina hace la suya presentando en todo el país su best seller Sinceramente, Gioja se reflota por última vez como supuesto jefe del peronismo nacional

El asunto suena muy lindo para una campaña donde casi todo es artificio, pero no para gobernar

Seguramente la figura del santo predicador ayudará para que Alberto y Cristina lleguen al gobierno. Aunque también es casi seguro que se irá apagando a medida que la unidad lograda para rajar a Macri saque a la luz las fuertes diferencias conceptuales de un proyecto más volcado al milagro que a la ciencia.

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