El fracaso de gobierno de CEO’s impulsado por Mauricio Macri
La presidencia de Mauricio Macri, iniciada el 10 de diciembre de 2015, marcó un antes y después en la política argentina la llamada ceocracia o gobierno de CEO’s: su gabinete está conformado casi en su totalidad por CEO’s (chief executive officers) entrenados en grandes empresas, tanto de capitales locales como internacionales.
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La “ceocracia”, que refiere a la implantación de la lógica de gestión del sector privado dentro del Estado. Por ende, el objetivo central de los empresarios, como muchos denuncian, se implanta en el seno del Estado: favorecer los negocios de las corporaciones, algo que ya hace aguas y dejó en claro su fracaso.
¿El mejor equipo de los últimos 50 años?
Cuando Mauricio Macri presentó su gabinete de ministros en 2015, días antes de asumir la presidencia, lo definió como “el mejor equipo de los últimos 50 años”. Equipo que no deja de cambiar por los profundos errores que llevaron a un algo déficit, inflación y la súper devaluación.
Este equipo es liderado por una mesa chica conformada por los tres afines de Macri, a quienes definió como “sus ojos e inteligencia”:
Por un lado está Marcos Peña, jefe de Gabinete y mano derecha del presidente. Peña, es heredero de los Peña Braun, dueños del monopolio de supermercados patagónicos La Anónima.
También formó parte de su Gabinete, hasta principios de septiembre, Mario Quintana, hombre del mundo de los negocios, ex CEO de Farmacity. A quien le siguió, otro funcionario que acaba de ser desplazado, Gustavo Lopetegui, ex gerente de LAN.
Quintana y Lopetegui formaron parte de la consultora internacional McKinsey, cuyo método de planificación y organización implementan desde la cúpula gubernamental. Juntos coordinan 22 ministerios, 13 organismos descentralizados y 16 empresas.
Un exponente destacado del poder económico en el gobierno fue Juan Carlos Aranguren, ex CEO de Shell en Argentina y hasta este año, ministro de Energía. Desde su cargo, impulsó políticas a favor de las empresas petroleras y autorizó sucesivos aumentos en el precio de la electricidad y el gas.
La otra cara es Alfonso Prat-Gay, consultor por más de diez años de JP Morgan. Prat-Gay que se desempeñó como ministro de Hacienda hasta diciembre de 2016 (año en que la inflación superó el 40%) pero fue apartado de su cargo y ahora vuelve como canciller.
Se suma el actual presidente del Banco Central, Luis Caputo, quien fue titular de la sede argentina del Deutsche Bank hasta abril de 2008 y condujo la administradora de fondos comunes de inversión Axis. También trabajó en la JP Morgan entre 1994 y 1998. Antes, había sido director de la distribuidora y comercializadora de electricidad Norte S.A.
A él le sigue Federico Sturzenegger fue alto directivo de la petrolera estatal YPF luego de su privatización y venta a la trasnacional Repsol, ocurrida en la década de 1990. Además, integró el equipo del ex ministro de Economía Domingo Cavallo durante el gobierno de Fernando De la Rúa (1999-2001), siendo el impulsor del llamado «megacanje» de deuda, proceso por el cual los bancos se apropiaron de los depósitos de los ahorristas en el año 2001, en los momentos previos al estallido de la gran burbuja neoliberal. Por estos hechos Sturzenegger fue procesado por el Poder Judicial, aunque luego fue sobreseído.
Por último, el actual gobierno se completa con dirigentes provenientes de las ONG (Organizaciones No Gubernamentales). Estas organizaciones -como la Fundación Creer y Crecer, más tarde el Grupo Sophia- reclutaron a jóvenes católicos de sectores medios formados en la gestión social desde una óptica empresarial. Tal es el caso de la actual gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, actualmente la figura política con mayor “imagen positiva” (según la consultora Synopsis, supera el 54% mientras que Macri alcanza el 40%) y potencial figura de recambio presidencial en 2019.
Fuente: revista «América Latina en Movimiento»