La Justicia de Brasil reduce la pena a Lula da Silva y este año podrían permitirle salidas transitorias
El Tribunal Superior de Justicia brasileño aprobó este martes reducir la condena de Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción pasiva y lavado de dinero de 12 años y un mes a 8 años y 10 meses de cárcel. Así, el ex presidente podría gozar antes de fin de este año de un régimen semiabierto, con derecho a salidas para ir a trabajar, según explicaron expertos judiciales.
Algunas versiones mencionadas por la prensa brasileña señalaban también que podría gozar de prisión domiciliaria desde septiembre.
Los cuatro jueces del Tribunal hicieron lugar en parte a la apelación de Lula y, aunque no anularon la condena en segunda instancia por supuestos actos de corrupción en el marco de la mega causa Lava Jato, decidieron acortarla.
El fundador Partido de los Trabajadores, de 73 años, fue condenado el año pasado por un tribunal de segunda instancia a 12 años y un mes de cárcel por los delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales por aceptar un tríplex de lujo en el balneario de Guarujá, en el estado de San Pablo, como pago de la constructora OAS a sus favores políticos.
Lula fue condenado en primera instancia en julio de 2017 por el juez anticorrupción Sergio Moro a 9 años y medio de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. Esa pena fue agravada en enero de 2018 por un tribunal de segunda instancia (TRF4) a 12 años y un mes.
El ex mandatario brasileño ha combatido con todos los recursos posibles este fallo, pero no ha lograr revertirlo. Desde el 7 de abril de 2018, está encarcelado en la prisión de la Policía Federal en Curitiba.
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La eventualidad de un régimen semiabierto modificaría sus perspectivas de vida y podría tener un impacto en la política de Brasil, donde la izquierda busca reorganizarse desde la victoria electoral en octubre pasado del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
«Lula es inocente, merece ser absuelto, pero los votos por la reducción de su pena demuestran el nivel de persecución y de arbitrariedad al que Lula fue sometido por Moro y por el TRF4 (el tribunal de segunda instancia que confirmó su condena)», tuiteó la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann.
Durante la campaña electoral, Bolsonaro prometió que, de ser electo, Lula «se pudriría» en la cárcel. Tras asumir el poder el 1º de enero, nombró ministro de Justicia a Moro.
Pero la victoria parcial de Lula ante la Justicia con la decisión de este martes no despeja otras amenazas sobre su destino
En febrero, recibió otra condena a doce años y once meses de cárcel por las reformas que las constructoras OAS y Odebrecht hicieron en una propiedad rural atribuida a Lula en Atibaia, San Pablo, en otro pago a sus favores políticos.
Si se confirma esa condena en una segunda instancia, algo que podría ocurrir en los próximos meses, quedarían truncadas las posibilidades de Lula de salir de la cárcel.
Las condenas a Lula se dan en el marco de la mega causa por corrupción Lava Jato, que ha llevado a prisión a una cantidad de políticos y empresarios en Brasil y causó una enorme crisis política en los últimos años.