«Lo que no voy a defender de las cadenas nacionales es el tono, no el uso la difundir la inauguración de obras y medidas trascendentales. Si digo que no estoy de acuerdo con esto, miento. Me encantaría que este gobierno use la cadena nacional para explicarnos qué pasó con Santiago Maldonado o las reformas en materia laboral», sostuvo.
Sobre el tono, abundó: «El tono no era apropiado, porque pensándolo en retrospectiva, muchas veces yo estaba enojada. Entonces, de repente, alguien llegaba a su casa, encendía el televisor y veía que la presidenta era una persona enojada, crispada u ofuscada, y no era lo mejor para un presidente».
«No advertí que por las formas iba a ser atacada y criticada, e invalidar lo que era importante. Ahí me di cuenta que muchas veces las formas sirven como instrumento para invalidar políticas de fondo. Las formas se convirtieron en cuestiones estructurales. Eso lo debí haber advertido», insistió.