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Macri: «Parece haber un pacto entre los sindicatos y el Gobierno para mantener las escuelas cerradas»

Desde hace varias semanas, el ex presidente Mauricio Macri agita el escena política. En esta oportunidad decidió emitir una carta para quejarse por la ausencia de clases y aseveró: "Parece haber un pacto entre los sindicatos y el Gobierno para mantener las escuelas cerradas".

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La presencia Mauricio Macri en la vida pública aumenta casi a diario. Ahora, con una carta publicada en Clarín, Macri apuntó no solo contra el Gobierno que lidera Alberto Fernández sino también contra los gremios docentes, sobre quienes aseguró que «perdieron la capacidad de reacción».

Titulada «Las escuelas ya deberían estar abiertas», la carta del ex presidente se pregunta cuáles son los argumentos por los que el Gobierno mantiene las escuelas cerradas, ya da 3 razones por las cuales deberían abrirse.

Según enumera, «la educación virtual no ha logrado reemplazar el proceso de aprendizaje«, al tiempo que destaca que «estos ocho meses sin clases dañaron el bienestar emocional de los chicos» y que «cada día sin clases presenciales aumentan la desigualdad y el riesgo de abandono escolar, sobre todo en los estudiantes más vulnerables».

Además, Macri respalda los polémicos dichos de la ministra porteña, Soledad Acuña, sobre los docentes y asegura que «deberíamos construir los acuerdos que necesitamos para mejorar la calidad de la educación argentina«.

Para finalizar, reflexiona sobre las «enseñanzas» que dejó la educación en pandemia, sobre el «uso de tecnologías en las aulas«, el «rol de las familias» en el proceso de aprendizaje y señala la «imperiosa la necesidad de seguir garantizando la conexión a Internet en las escuelas, como hicimos en nuestro gobierno».

Leé la carta completa de Mauricio Macri:

Las escuelas ya deberían estar abiertas

¿Por qué el gobierno nacional insiste en mantener cerradas las escuelas, después de una cuarentena larga, ineficaz y destructiva? Nuestros chicos tienen que volver a clase lo antes posible. No hay ninguna razón epidemiológica para seguir demorando la apertura de las escuelas, con los protocolos necesarios.

En el mundo ya existe un amplio consenso sobre la ineficacia de cerrar las escuelas para combatir el virus, basado en decenas de estudios científicos. La OMS y Unicef dijeron esta misma semana que las escuelas deben permanecer abiertas, aún durante la segunda ola del virus en Europa. Y que las escuelas no son un lugar de contagio relevante.

En nuestro país, en cambio, el Gobierno Nacional todavía se niega a permitir la reapertura. Su único argumento es el riesgo sanitario, a pesar de la evidencia científica y las recomendaciones internacionales en contra. ¿Por qué el mantiene encerrados a los chicos y les prohíbe acceder a derechos fundamentales como la educación y la convivencia con otros de su edad?

Además, encerrar a los niños fue un error no sólo académico y social sino también sanitario, porque debilitó su sistema inmunológico. Esto va a generar que el año que viene, cuando vuelvan a salir después de tantos meses en sus casas, sufran más enfermedades respiratorias o diarreas, entre otras, porque van a estar peor preparados.

Hay tres razones principales para que los niños vuelvan lo antes posible a las escuelas. La primera es que la educación virtual no ha logrado reemplazar el proceso de aprendizaje, a pesar del esfuerzo enorme de los docentes y las familias.

La segunda es que estos ocho meses sin clases dañaron el bienestar emocional de los chicos. El 44% de los adolescentes argentinos dijo en abril que sentían ansiedad, depresión o miedo, según un estudio de Unicef. La tercera razón, quizás la más importante, es que cada día sin clases presenciales aumentan la desigualdad y el riesgo de abandono escolar, sobre todo en los estudiantes más vulnerables. Los datos de la última prueba PISA nos muestran que casi uno de cada tres estudiantes de las escuelas con menos recursos no tiene un espacio de estudio en el hogar. En las escuelas más favorecidas, a sólo uno de cada diez le pasa lo mismo.

Ante toda esta evidencia, ¿por qué se resisten tanto las autoridades nacionales y gremiales que co-gestionan el sistema educativo? Durante mi mandato, los líderes gremiales reaccionaban enseguida ante cualquier supuesta amenaza a la educación pública. Ahora perdieron la capacidad de reacción, no se inmutan ante esta catástrofe que estamos viviendo. ¿Qué intereses defienden? ¿A quién representan? Por momentos parece haber un pacto entre los sindicatos y el Gobierno para acompañarse en la decisión de mantener las escuelas cerradas.

Las escuelas, sin embargo, ya deberían estar abiertas. Y con las escuelas abiertas como punto de partida deberíamos construir los acuerdos que necesitamos para mejorar la calidad de la educación argentina. Tenemos que animarnos a debatir sobre estos temas, como hace con valentía Soledad Acuña, la ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.

Debemos dialogar también sobre las oportunidades que nos deja la experiencia de este año en relación al uso de tecnologías en las aulas, la enseñanza de habilidades blandas y la posibilidad de virar hacia modelos escolares con regímenes académicos más flexibles. En estos meses, en que los aprendizajes tuvieron lugar dentro de los hogares, volvimos a ver lo importante que es el rol de las familias en este proceso. Por este motivo se vuelve tan imperiosa la necesidad de seguir garantizando la conexión a Internet en las escuelas, como hicimos en nuestro gobierno.

Mientras tanto, ¿qué señal misteriosa espera para abrir las escuelas este gobierno de clausuras, que hizo de la postergación de decisiones su principal política en todas las áreas?

¿No alcanzan los ejemplos del mundo, la OMS y la UNICEF? ¿O el de la propia Ciudad de Buenos Aires, que viene desde hace meses haciendo todo lo posible para volver a las escuelas, dentro de lo límites que le impone el gobierno nacional?

Soy optimista sobre el futuro de nuestra educación, porque hay docentes y familias que se expresan con convicción en la defensa de una escuela que impulse la movilidad social y sea fuente de esperanza y oportunidades. Ése es el debate que queremos dar. Pero tiene que ser con las escuelas abiertas. No hay razón para seguir esperando.

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