Mauricio Macri visitó anoche el Festival de Doma y Folklore de Jesús María, en la provincia de Córdoba. Aunque estaba invitado para la fiesta inaugural concurrió anoche, justamente la de mayor cantidad de público porque era la jornada en la que cantó el artista más convocante de la música popular argentina: Abel Pintos, que vendió 16.600 entradas.
Macri fue recibido por el payador Nicolás Membriani, con algunas coplas algo exageradas por la investidura del líder del PRO antes que por el carisma de Macri. Flanqueado por el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, Macri hizo el esfuerzo de hilvanar una respuesta a modo de agradecimiento: “Aquí me encuentro otra vez en la querida Jesús María y no será la última vez”, intentó, tras lo cual dijo: “Hasta acá llegué”.
Enseguida le deseó buen año a los presentes, al festival, a los corbodeses y cerró casi a los gritos con un “Aguante Argentina” para tapar algunos silbidos que bajaron desde la tribuna.
Macri estuvo 45 minutos en el anfiteatro Martín Fierro, hizo una recorrida rápida por el lugar; saludó, comió un choripán, tomó unos mates y habló con dos radios locales. "Me sublevo al protocolo", dijo. Parte de esa "sublevación" fue que no quiso dejar el choripán cuando su custodia le decía que tenían que seguir.
Horas antes, en La Calera, Macri y Schiaretti compartieron un acto en el cual se habilitó una planta reguladora gasífera. “Volveremos a exportar gas porque tenemos mucho y el país se llenará nuevamente de fábricas porque va a tener energía”, vaticinó olvidándose del reciente cierre de un emblema de la producción nacional: Alpargatas. A los presentes, este deseo de Macri le sonó a una payada que otra vez no rima con nada.