Luego de algún tiempo de silencio, el expresidente Carlos Menem concedió una entrevista a la cadena norteamericana CNN, en la que afirmó que “en todos los gobiernos, menos en el mío, hubo corrupción”.
La alusión a la corrupción llegó luego de que el periodista le preguntara si su decisión de candidatearse para el Senado, en las últimas elecciones, no estaba relacionada con la necesidad de munirse de fueron para eludir el accionar de la Justicia en las causas que se le siguen y en las condenas derivadas de ellas. Otra vez, Menem sorprendió con la respuesta de que no tenía condenas.
“Los fueros parlamentarios no me protegen y no quiero que me protejan. Que se investigue todo lo que se quiera pero no me voy a valer de esos fueros para evitar esa investigación. En todos los gobiernos, salvo el mío, hubo corrupción”, señaló antes de asegurar que no tiene ninguna condena en su contra y que parte de las causas abiertas “ya se están cerrando”.
Contra lo que dice Menem, el período que abarcó su administración es considerado, en cambio, emblemático en materia de corrupción, con escándalos de proporciones. Desde el Yomagate, por la denuncia de que fuertes sumas de dinero proveniente del narcotráfico que eran transportadas desde Estados Unidos para ser blanqueadas en la Argentina, con la participación de altos funcionarios del gobierno menemista. También fue impactante el caso del traficante de armas sirio Monzer al-Kassar, procesado por la presunta falsificación de certificados para obtener la ciudadanía argentina -que logró en 24 horas sin hablar una palabra de español- en 1990. Otro caso resonante fue el Swiftgate, cuando en el verano de 1990-1991, el embajador norteamericano Terence Todman envió una nota al gobierno argentino denunciando un pedido de coima a la empresa Swift para agilizar trámites de radiación de capital
Los “menemtruchos”; el “diputrucho”; las “coimas IBM-Banco Nación”, los “escándalos del PAMI”, el pago “sobresueldos”, son otros de los títulos sobre corrupción con la que es recordada la década menemista, para rematar en el que es, quizá, el más grueso de los escándalos por sus proyecciones internacionales y porque es el que más cerca le muerde los talones a Menem. Se trata del tema del “Contrabando de armas”, cuando en 1992 se exportaron 6500 toneladas de armas argentinas a Croacia (en violación a un embargo de la ONU) y a Ecuador (siendo Argentina garante de un tratado de paz entre este país y Perú)”.
El expresidente también se refirió al Gobierno actual, a la expresidenta Cristina Kirchner, a la muerte del exfiscal Nisman y a la de su propio hijo. “Por lo que uno ve, lee y estudia, evidentemente estamos en una situación no muy buena. Tenemos serios problemas que todavía no se solucionan. Por ejemplo, el tema de la inflación”, sostuvo. Pero, cuando se le preguntó por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner le puso un “1”, en una calificación del 1 al 10. Sobre Nisman, dijo: “No es como dicen algunas personas que se suicidó. Para mí lo mataron”.
“A mi hijo lo mataron”, dijo sobre el polémico caso de la muerte Carlos Menem Juniors. “Yo hubiera preferido que me maten a mí y, sin embargo, en plena juventud matan a mi hijo. Fue muy doloroso, tremendamente doloroso”.
La afirmación de que no tiene “condenas”, fue matizada por el propio entrevistador. “Tiene condenas, aunque no estén firmes”, lo corrigió. Menem reafirmó: “No están firmes”.