El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a los Gobiernos del mundo a aplicar un impuesto «de solidaridad o a la riqueza» para reducir las desigualdades en la capacidad de combatir el coronavirus y acceder a vacunas.
«Insto a los gobiernos a que consideren la posibilidad de aplicar un impuesto de solidaridad o sobre la riqueza a quienes se beneficiaron durante la pandemia, para reducir las desigualdades extremas»
expresó Guterres en el Foro del Consejo Económico y Social sobre la Financiación para el Desarrollo, informó el organismo.
Para sacar esta conclusión se basó en «Los últimos informes indican que ha habido un aumento de 5 billones de dólares en la riqueza de los más ricos del mundo en el pasado año», señaló Guterres en un discurso durante la apertura de un foro sobre financiación del desarrollo.
El Secretario General de la ONU recordó el panorama vivido el año pasado donde más de tres millones de personas murieron por el coronavirus, alrededor de 120 millones cayeron en la pobreza extrema y se perdieron un número de empleos a tiempo completo equivalente a 255 millones de trabajos provocando la peor recesión de los últimos 90 años.
Asimismo, instó a reforzar «la arquitectura de la deuda internacional para acabar con los letales ciclos de oleadas de deuda, de crisis de deuda global y de décadas perdidas».
Otra de las acciones prioritarias que propuso fue «invertir en un nuevo contrato social, basado en la solidaridad y las inversiones en educación, los empleos decentes y ecológicos, la protección social y los sistemas de salud que formarían «la base del desarrollo sostenible e inclusivo».
«Se necesita un cambio de paradigma que permita alinear al sector privado con las metas globales para hacer frente a los retos futuros, incluidos los provocados por el coronavirus», agregó Guterres, e insistió en que para acabar con la pandemia alcanza con un «acceso equitativo a las vacunas para todos, en todas partes».
Acceso equitativo a las vacunas
Por lo que llamó a la acción en seis áreas prioritarias empezando por cerrar la brecha de financiación del mecanismo COVAX, que cuenta con el apoyo de la ONU, y busca inyectar dos mil millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus a una cuarta parte de la población de los países más pobres para finales de 2021