Durante el último temporal, sumado a que las condiciones climáticas no mejoran, la situación de las tierras bonaerenses se agravaron, donde hay más de 8 millones de hectáreas inundadas. Mientras que en La Pampa, medio millón de hectáreas están bajo agua y un pueblo de 3300 habitantes, Rancul, se está recuperando de un total aislamiento.
A principio de septiembre, un informe de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) alertó sobre la grave situación por la que atraviesa la agro ganadería: peligran el 25 por ciento de la producción agrícola y el 26 por ciento de la actividad ganadera.
En tanto, el Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, Guido Lorenzino, reiteró su pedido al gobierno nacional para que ejecute “las obras hídricas que permitan hacer frente a las inundaciones que desde hace tiempo afectan a distintos puntos del territorio bonaerense”.
Denuncia de los ruralistas y el problema de siempre: el monocultivo y la falta de canales
Las asociaciones ruralistas calificaron la situación del campo como “una catástrofe” y exigió al Gobierno que se declare la emergencia y se considera la realidad del sector.
“El sector agropecuario está muy complicado y, por ende, todas las localidades del interior”, afirmó el director de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Matías De Velazco, en declaraciones radiales. “Las napas están muy arriba y los suelos no absorben más agua. Toda precipitación que se produzca, la única manera de evacuarla es vía evaporación o dirigir el agua a zonas más bajas”, explicó.
El directivo de Carbap detalló que el problema se deriva de las faltas de obras, pero no hizo referencia a los canales de riego para la producción sojera y el avance de este monocultivo en terrenos donde antes había humedales, lo que impide la natural absorción del agua. De Velazco minimizó el efecto que tiene sobre los suelos la siembra de soja, aunque admitió que “volcar más hectáreas a la ganadería es una de las tantas medidas que se pueden tomar para bajar la altura de las napas freáticas”.
El titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, señaló que “cuando baje el agua hay que hacer obras, porque la Argentina se pierde una gran chance de producir algo que el mundo quiere y que necesita, que son alimentos”. Según estimó el titular de la SRA, un 35 por ciento del agua que está se va a evaporar a partir de que haya sol, de que empiece la primavera, mientras que “el otro 20 ó 25 por ciento, a pesar de que el suelo está saturado, hay que esperar que drene”. “Lo que resta tendría que correr, en el caso de la provincia de Buenos Aires, hacia el mar”, agregó.
Las inundaciones además obligarán a retrasar el inicio de la siembra para la campaña 2017/2018, a la que apuesta el Gobierno para obtener divisas, además del creciente endeudamiento externo. “Gran parte del trigo y la cebada no se pudieron sembrar por la inundación, y estamos a un mes de iniciar la siembra de soja y maíz, por eso desde Carbap hablamos de un piso de pérdida de 1.500 millones de dólares en Buenos Aires y La Pampa”, remarcó el titular de Carbap. Un informe de la entidad consignó que las inundaciones generaron daños al 25 por ciento de la producción agrícola y en el 34 por ciento del stock vacuno a nivel nacional.
La promesa del Gobierno
Por parte, el Ministerio de Interior, Obras Públicas y Vivienda avanza en la concreción de obras que permitirán mitigar el impacto de las inundaciones en distritos del noroeste de la provincia de Buenos Aires, que demandarán una inversión de casi 1500 millones de pesos y beneficiarán 300.000 a hectáreas productivas y a 243.000 habitantes de la zona.
“El tema de las inundaciones es una tremenda preocupación del Presidente y de su equipo. Después de décadas en las que no se invirtió un solo peso en obras para amortiguar el impacto del cambio climático, hoy se están en marcha muchos proyectos. Arrancamos con las obras en el Litoral, en Concordia, en Concepción del Uruguay, en Villa Paranacito. También estamos obras en Corrientes, y estamos esperando que tengamos suelo para avanzar con las obras en la región Centro, en el canal San Antonio en la Cuenca del Salado”, señaló Frigerio al respecto.
Y agregó: “Hemos hecho muchas licitaciones y esperamos ponernos a trabajar cuando el clima nos deje porque son obras fundamentales para evitar que estas grandes lluvias afecten tanto a la producción y el trabajo de los argentinos”.
Por su parte, el subsecretario de Recursos Hídricos, Pablo Bereciartua, destacó que ya están arrancando las obras en el tramo IV del Río Salado y recalcó que “estas obras son fruto del trabajo conjunto con la gobernadora María Eugenia Vidal, la provincia de Buenos Aires y el comité de Cuenca del Río Quinto que priorizó estos trabajos por su importancia”.
En este marco, el Gobierno Nacional publicó la licitación para la ejecución de las obras denominada “Canales Mones Cazón y derivación República De Italia”, que comprende a los partidos bonaerenses de Bragado; Carlos Casares; Carlos Tejedor; General Viamonte; General Villegas; Lincoln; 9 De Julio y Pehuajó.
El proyecto integral comprende la ampliación y remodelación de la canalización existente del Arroyo Saladillo; la construcción de un nuevo Canal Troncal de drenaje que comprende la traza entre la embocadura del canal de derivación del República de Italia – Mones Cazón hasta Laguna la Colorada y la readecuación del cauce en el trayecto entre el Canal República de Italia, donde se inicia, y el Troncal Mones Cazón, donde desemboca.