Se entregó el espía cocinero, acusado de espiar a Diego Santilli en la AFI
Tras haber estado prófugo durante casi dos semanas, Martín Terra, ex cocinero y presunto agente de la AFI de Macri, se entregó anoche a la Justicia Federal. Era buscado por la Policìal. Se lo acusa de haber espiado ilegalmente al vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, actual marido de su ex esposa, la ex modelo y empresaria Analía Maiorana.
El ex cocinero, empresario y agente de inteligencia Martín Terra se entregó anoche al Juez Federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Auge, que lo tiene como imputado (junto con otras 21 personas) por supuesto espionaje ilegal durante el gobierno de Juntos por el Cambio, presidido por Mauricio Macri.
Su declaración indagatoria es esperada con mucha atención, pero no sólo por el juez de la causa, sino también y especialmente, por el vicejefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Diego Santilli, quien se cree es uno de los principales damnificados por el seguimiento ilegal del que habría sido objeto por disposición del ex presidente y de los ex jefes de la AFI, Gustavo Arribas (señor 5) y Silvia Majdalani (señora 8, conocida también como «la Turca»)
Según la acusación judicial, la actividad ilegal de este grupo de imputados se habría iniciado en 2017 para obtener información ilegal sobre «acciones privadas, opinión política, adhesión o pertenencia a organizaciones religiosas, partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, culturales o laborales, así como por la actividad lícita que desarrollaran las víctimas en cualquier esfera de acción». Además, la denuncia realizada sostiene que «esta organización se habría dedicado, mediante el uso abusivo y sistematizado de medios investigativos ilegales o bajo un aparente manto de legalidad, a la realización de seguimientos, toma de vistas fotográficas, obtención de video, filmaciones, recopilación de datos y confección de informes personales».
El actual magistrado (Juan Pablo Auge) debe resolver la situación de los 22 procesados (incluido Terra) por presunto espionaje ilegal, cuya detención ordenó el anterior juez de la causa, Federico Villena.
Terra, un «inhábil» declarante
En la jerga de abogados y funcionarios judiciales, cuando se califica a alguien como un «hábil declarante» se refiere a un testigo o imputado que, gracias a su inteligencia, facilidad de palabra y astucia, es capaz de destruir cualquier acusación o testimonio en su contra. Pero parece que ese no sería el caso de Martín Terra. En su cercanía y, lo que es más grave, en el entorno de quienes podrían ser perjudicados por sus dichos, se lo cataloga como «inhábil» declarante. Por ello, en su entorno esperan que se niegue a declarar por su propio bien y el de sus «amigos».
Como muestra de su poca capacidad para declarar (esto es, hablar con prudencia e inteligencia frente a una acusación de la justicia o una pregunta de la prensa) se cita el reportaje realizado por la revista Noticias, el 23 de junio pasado. En esa oportunidad, Terra terminó reconociendo que entró a la AFI por su amistad con Gustavo Arribas (el director de esa agencia, durante el gobierno de Macri), pese que lo había negado minutos antes, ante ese mismo periodista. No obstante, negó haber seguido a Diego Santilli, esposo de su ex mujer, la modelo y empresaria Analia Maoirana.
Como diría un fiscal de un programa estadounidense de Netflix (y también de las viejas series en blanco y negro): «no más preguntas, Su Señoría».
Santilli se siente dolido y defraudado
Los colaboradores directos del vicejefe de Gobierno porteño cuentan que «Diego está dolido y defraudado» y explican que «él siempre tuvo la mejor (relación) con Martín Terra y no quiere creer que lo haya espiado y traicionado su confianza». «También -agregan- no entiende cómo ‘la Turca’ (Silvia Majdalani, la número dos de la AFI) lo haya mandado a seguir cuando tenían una relación impecable de años», subrayan. Pero -sostienen- «lo que más le duele es la posibilidad de que Mauricio Macri, con quien lo unía una relación política y personal de más de 20 años, haya puesto los servicios de inteligencia en su contra».
Ahora, «lo único que espera Diego (Santilli) es que avance la causa y terminar con la angustia que le produce esta situación que involucra sus afectos más cercanos y relaciones políticas de muchos años».