En medio de la polémica por los vetos de varias leyes aprobadas por la Legislatura y tras recibir los 2500 millones de pesos de manos de Mauricio Macri, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, quiere hacer pie en el conurbano.
Vidal recorrió ayer las obras de saneamiento y desobstrucción del arroyo entubado Galíndez, en el tramo que comprende las localidades bonaerenses de Lanús Oeste, Banfield y Temperley. Fue, en rigor de verdad, otro acercamiento al sur, donde el macrismo tiene los peores números a pesar de haber conquistado dos distritos históricos como Quilmes y Lanús.
Vidal vetó en la semana un artículo del presupuesto que le otorgaba a la oposición la capacidad de controlar un monto destinado a obras de infraestrutura en los municipios del conurbano bonaerense, el sur entre ellos. La intención de la mandataria provincial es repartir obras en los distritos "amigos" y castigar con falta de presupuesto a quienes estén en la vereda opuesta.
Durante su caminata estuvo acompañada por los intendentes de Lanús, Néstor Grindetti, y de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, que busca ofrecerse como una alternativa novedosa dentro del peronismo, desde la cabeza del grupo Esmeralda. También participó el subsecretario de Infraestructura Hidráulica de la provincia, Rodrigo Silvosa.
Según señalaron desde la Provincia, durante su visita Vidal supervisó las tareas destinadas a remover la acumulación de desechos sólidos que obstruían el flujo de agua y provocaba crecidas y desbordes al producirse fuertes precipitaciones. Pero no hizo anuncios de obras ni fue, en verdad, una visita a una obra grande, de esas que la provincia necesita más allá de posturas políticas destinadas a tejer lazos electorales.
